HISTORIAS DEL ESTE
Desertores y traidores ha habido siempre a lo largo de toda la Historia. Los hubo por dinero desde Efialtes en la batalla de las Termopilas, a Benedict Arnold en la guerra de la independencia americana... incluso Jesucristo vio como uno de sus apóstoles le vendía. De traidores no se libraron ni Julio Cesar ni Viriato. Otros hombres que hicieron historia, desde Marx o Lenin tuvieron que probar las mieles del exilio. Muchos desertores se negaron a seguir las directrices e imposiciones. Unos porque veían peligrar su vida, otros por escapar en acorde a su pensamiento. Pero ¿que mejor excusa para atravesar las fronteras al mundo libre de Occidente que bajo el amparo de un inocente club de fútbol?
Así fue como un pequeño conjunto de jugadores del otro lado del telón de acero (en su mayoría hungaros, pero también había checoslovacos, yugoslavos...) que pretendían dar el salto a Occidente aprovecharon para escapar del dominio soviético. Quizá su historia sería más anónima si no contase con la presencia de Ladislao Kubala entre sus filas, posteriormente heroe del Barcelona y considerado uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos. Él sería, junto a su cuñado, Fernando Daucik, que ejercía de entrenador y también labró una extensa y prestigiosa carrera de técnico, los rostros más conocidos que capitanearon este equipo hacia Occidente, no sin superar diversos obstáculos y prohibiciones. Quizá, si hubieran sido todos jugadores anónimos, surgirían películas y documentales que realzasen su figura y que subrayasen cuál fue la primera vez que bajo el camuflaje deportivo, unos cuántos jugadores aprovecharon para establecer una nueva vida y escapar del control comunista.
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Noticia de Septiembre de 1950 que narra el destino de algunos miembros del Hungaria |
Buen apunte Gontxo. Por desgracia hay muchas historias de este tipo, de personas que tuvieron demasiadas dificultades de triunfar en su disciplina deportiva por culpa de ideologías políticas.
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