viernes, 11 de abril de 2014

Juan Carlos Lorenzo, el hombre que llevó al Atlético a la final de la Champions

Como me sucedió con el artículo sobre Luis Aragonés, recuperó un texto que publiqué en el Blog mallorquinista RCDM allá por julio de 2009. Juan Carlos Lorenzo. El artículo hacía más hincapié por ser el primer entrenador que consiguió llevar al Mallorca a Primera División en 1960. Pero es que al "Toto" Lorenzo se le recuerda poco como el técnico que metió al Atlético en la final de la Champions. Quizá, su compatriota Simeone recoja su testigo en pocas fechas.

Artículo publicado en RCDM el 15 de julio de 2009

Juan Carlos “el Toto” Lorenzo fue el primer entrenador que consiguió llevar al Mallorca a Primera División en 1960un hecho que ya le hace ser merecedor del apartado de uno de los preparadores más importantes de la historia del club. Fue un técnico innovador y revolucionario, que se ganó un nombre en el fútbol a base de introducir nuevos trucos, estratagemas y artimañas, hoy ya conocidas y usuales por todos, como regar el césped antes del partido o dejarlo más largo en contraposición a la técnica del rival, con nuevas formas de entrenar y exigiendo un profesionalismo a los jugadores que no existía en su época. Todo un símbolo en su país, Argentina, cuya Selección dirigió en dos mundiales y en el Boca Juniors con el que consiguió un exitoso palmarés y, digno de reconocimiento en el Mallorca al que logró colocar en la élite y del que siempre agradeció la oportunidad brindada con cariño y grandes palabras hacia el equipo y hacia la Isla.
Como jugador, empezó en su Argentina natal, de centrocampista, primero en el Chacarita y luego en el Boca Juniors, antes de dar el salto a Europa, para jugar en la Sampdoria (Italia), Nancy (Francia) y Atlético de Madrid y Rayo Vallecano (España). En 1958, Jaime Roselló, por recomendación de Alfredo Di Stéfano y ante la imposibilidad de fichar a Miguel Muñoz, le ofreció a Lorenzo el cargo de jugador y entrenador de un Mallorca que se encontraba en Tercera División.
Entre el Presidente y el argentino diseñaron una plantilla nueva, y este comenzó a desarrollar su carrera como entrenador. Los resultados dieron la razón a ambos por la confianza mutua, al lograr dos ascensos consecutivos. Además Lorenzo, desde el banquillo demostraba una claridad de ideas sobresaliente para un debutante. Su cargo sirvió para la llegada de grandes jugadores que engrosaban las filas del conjunto mallorquín como Antonio Oviedo, Julia Mir, Ricardo Zamora y multitud de paisanos argentinos recomendados por el entrenador. Incluso Alfredo Di Stéfano vistió la camiseta bermellona en un encuentro amistoso. Con estos planteles, en 1960, y tras derrotar al Levante a domicilio, el Mallorca logró el ascenso por vez primera en su historia a la máxima categoría del fútbol español. Comenzó la campaña, siendo así el primer técnico del equipo balear en Primera, sin embargo, las tensas relaciones con la directiva que le veían algo inexperto y pese al indudable éxito conseguido, propiciaron su destitución cuando se llevaban pocas jornadas y el Mallorca deambulaba por la zona baja de la tabla.
Decidió regresar a Argentina, y el San Lorenzo de Almagro le ofreció el banquillo con el que obtendría el subcampeonato de Liga, y comenzó a aplicar un estilo más aguerrido, nuevas formas de entrenamiento y un ritmo más acelerado similar al practicado en Europa. Esto convenció a la Federación de ofrecerle ser el Seleccionador de Argentina en el Mundial de Chile 62. Honor que repitió en Inglaterra 66. Su caché, en estos años siguió en aumento, sobretodo en Italia dirigiendo a Roma y Lazio, aunque también tuvo una breve etapa en River. Pese a aumentar su reputación, eso no impidió que regresase al Mallorca para evitar el descenso a Tercera en 1967, más como cariño a su primer club, ya que ya gozaba de un caché mucho mayor que un conjunto de la Segunda Española. Pese a que le ofrecieron renovar, decidió regresar al Lazio hasta 1971, antes de volver a su país de origen.
En Argentina, de nuevo al frente del San Lorenzo lo llevó a conseguir el doblete en 1972, y el Atlético de Madrid, otro de los clubes en los que pasó de jugador, le ofreció ser el director deportivo al año siguiente, con el que se proclamaría campeón de Liga. Un año, más tarde, en 1974 y tomando las riendas desde el banquillo, alcanzaría la final de la Copa de Europa, la única en la historia del conjunto del Manzanares, que se llevaría el Bayern Múnich tras necesitar el encuentro de desempate.
Una vez más cruzó el charco, para confirmarse como un entrenador de éxito, esta vez en su país, primero con el recién ascendido Unión de Santa Fe que dejó en cuarta posición al final de Liga, para después pasar al banquillo de Boca Juniors, uno de los grandes de Argentina y donde se le respeta como un maestro. Con él como técnico consiguió el doblete en 1976, dos Libertadores consecutivas en los años 1977 y 1978 y la Copa Intercontinental de 1978. La primera que conseguía en su historia el conjunto de Buenos Aires. Estos meritos le hicieron convertirse en uno de los entrenadores más respetados del bloque xeneize.
Ya con menor protagonismo, en una Argentina que se debatía entre los criterios de Lorenzo y un seguidor suyo como Bilardo, o un amante del buen juego como Menotti, pasó por los banquillos de Racing, Argentinos Juniors, Vélez, o Atlante, al que llevó a Primera División. También entrenaría en México y Colombia y por tercera etapa diferente a San Lorenzo y al Lazio, antes de retirarse en Boca Juniors en 1988.

Falleció en el año 2001, tras bastantes años alejado de los banquillos y afectado por una larga enfermedad pulmonar, pero siendo reconocida su talla como un adelantado a su tiempo, capaz de introducir nuevos métodos de juego, más tácticos y conservadores y con la obsesión de ganar siempre sin importar como, con cualquier picardía o practicando un fútbol defensivo y resultadista. Un entrenador respetado y valorado, con un fútbol que preconizó bastante antes y que se ha convertido en paradigma de muchos técnicos modernos y además, fue el hombre que contribuyó a llevar al Mallorca a dar sus primeros pasos entre los grandes de España.

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