domingo, 15 de marzo de 2015

Gigi Becali, el dueño del Steaua de Bucarest

Que el fútbol atrae a personajes y empresarios excéntricos es innegable. Popularidad, dinero, negocios, proyección pueden ser diversos motivos. El caso es que habría que buscar un nombre para englobar a nombres como los de Jesús Gil, Silvio Berlusconi, Bernard Tapie o el lituano Vladimir Romanov. Gente adinerada que presenta una hoja de servicios que abarca negocios con turbios orígenes, salto a la política abanderando lo "politicamente incorrecto", entrada en el fútbol al frente de algún equipo que aumente la popularidad y habituales visitas al juzgado o la cárcel para responder por la comisión de diversos délitos... En este grupo también tendría acogida indudablemente el rumano George Becali.

George Becali, "Gigi", nació hace 56 años en la región de Baragan, donde su familia había sido desplazada por las autoridades soviéticas por sus simpatías y colaboración con el grupo de tendencia fascista "Guardia de hierro" durante la II Guerra Mundial. Pero, Becali fue escalando, y como ha sucedido en prácticamente todos los Estados poscomunistas, allí estuvo rápido y certero para, a través de negocios sospechosos, levantar su fortuna. 

En su caso, fueron las transacciones inmobiliarias. Gigi Becali supo hacerse con abundantes y extensas parcelas del Ejército. Bases militares obsoletas, herencia de la época comunista, eran compradas a precios irrisorios y luego revendidas para convertirse en áreas urbanizables y residenciales en una Bucarest en crecimiento. Estas operaciones le convirtieron en millonario. Así que Gigi Becali decidió dar el paso al fútbol. Desde 1990 había iniciado su acercamiento al Steaua de Bucarest, pero en 2003 compró el 51% de acciones del equipo. el único campeón Europa del país y se convirtió en su máximo propietario. Actualmente, sigue siendo la persona que controla el club, pese a que la titularidad legal recae en sus sobrinos desde 2007.

Y es que en este tiempo, George Becali ha tenido abundante tiempo para mostrar su figura. Líder del Partido de la Nueva Generación, no ha tenido problema en presentarse a político con otras listas. Ha encabezado comicios formando parte del Partido de la Gran Rumania, de la Unión Social-Liberal o incluso de la Liga de las Comunidades italianas de Rumania. Y sus intentonas electorales han cuajado en alguna ocasión. En 2004 se presentó a primer ministro pero apenas sacó el 1,77% de los votos. Donde sí resultó elegido fue en las Elecciones Europeas en 2009, pero curiosamente sus problemas legales le impedían abandonar el país y acudir a las sesiones parlamentarias. También en 2012, obtuvo su acta de diputado en Rumanía, y se postuló para liderar la Comisión de Asuntos judiciales... Por supuesto, quizá como otro rasgo habitual en el grupo de estas figuras empresariales-políticas-futboleras, su ideología era conservadora a ultranza. Bajo los ejes de un fuerte nacionalismo rumano, aderezado con tintes homofobos y racistas. Y todo ello, bien acompañado de situaciones excéntricas y caprichos caros que doten de mayor relevancia al personaje.

Podría resultar hasta gracioso su afán de aparecer en cuadros, con motivaciones religiosas, incluida una representación de la última cena de Leonardo, en la que Becali ocupaba la imagen de Jesús y los apóstoles eran sus futbolistas y entrenador del Steaua. Pero su hoja de servicios era mucho mayor. Peleas, agresiones, insultos, discusiones. Por supuesto, los objetivos habituales, rivales políticos, árbitros, periodistas... aunque de su verborrea no han escapado ni sus propios colaboradores y jugadores. Sin ocultar sus antecedentes familiares, también ha querido contribuir a revisar la imagen de la Guardia de Hierro, llegó a pedir la canonización de su líder Corneliu Zelea Codreanu y a negar el holocausto judío. De hecho, uno de sus lemas de campaña parafraseaba escritos y consignas de otro de los líderes de la organización, Ion Mota, que falleció en Majadahonda en 1937 combatiendo en la Guerra Civil del lado franquista. Además de mostrar su indisimulada ideología de ultraderecha, Becali se mostró hasta como un ambicioso estratega electoral. Quiso financiar partidos de ciudadanos rumanos que residían en el extranjero, y conseguir una abundante cuota del voto de desplazados en futuros comicios en Rumania. En España en 2007, surgió el Partido Independiente Rumano (PIR) que presentó candidaturas en muchos Ayuntamientos y contó con la financiación del propio Becali. Aunque la chispa no llegó a prender y consolidarse como una representación sólida. Eso sí, el duelo de Real Madrid y Steaua en la Champions League, sirvió para que Becali acudiese al Bernabéu y fingiese hacer un pacto de sangre con el entonces presidente blanco, Ramón Calderón

En ese momento, comenzaban a agolparse ya los problemas y a agravarse su situación legal, ya que el Gobierno rumano había decidido investigar algunas de las operaciones que le habían convertido en millonario y que presentaban muchas carencias administrativas, además de ser completamente ruinosas e injustificables para el Estado. Pese a que acumulaba algunas detenciones, y otros delitos menores, en 2013 se consideraron fraudulentas varias de las operaciones inmobiliarias que había mantenido con el Ministerio de Defensa entre 1996 y 1999 y fue condenado a tres años de cárcel, además de quedar inhabilitado como cargo público perdiendo su condición de diputado. 

En su etapa como responsable futbolístico, el Steaua se convirtió en un devoraentrenadores. Nombres como Hagi, Munteanu, Lacatus o el italiano Walter Zenga no lograron entenderse con Becali. Obtuvo tres campeonatos ligueros en 2004, 2005 y 2012 antes de entrar en prisión, y el equipo, seguía siendo uno de los grandes del país. En el fútbol tampoco escondió su figura. Suspendido en abundantes ocasiones por sus insultos, anunció que jamás contrataría un futbolista homosexual, criticó que el Cluj, equipo del noroeste del país disputase la liga de Rumania cuando debería hacerlo en Hungría y, una de sus acciones más celebres, rechazar el fichaje de Sinama Pongolle por su color de piel, Finalmente, como el resto de sus negocios, el Steaua sigue desmoronándose... desde 2014, una pugna legal con el Ministerio de Defensa mantiene en litigio el nombre y el escudo del equipo. Otra de las víctimas del terremoto Becali...

2 comentarios:

  1. Todo un personaje, en el peor sentido de la palabra...

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  2. Uuuuff vaya curriculum tiene el tipo este, a ver si dura mucho tiempo en la cárcel la verdad. Y si no Calderón, ahi haciéndose una foto con este delincuente como si nada y diciendo que fue algo muy gracioso... las cosas que hay que ver. Enhorabuena por estos artículos!

    Un saludo!

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