sábado, 11 de abril de 2015

El duelo entre EEUU e Irán en el Mundial de Francia 98


Uno de esos caprichos del destino y de los sorteos futbolísticos se dio en el Mundial de Francia. El grupo F encuadró junto a EEUU e Irán. Dos países enfrentados, que mantienen disputas desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979. No existen relaciones diplomáticas formales, Bush llegó a incluir al país asiático en su Eje del Mal, la expresión "La Bestia" o "El Gran Satán" es un epíteto habitual para referirse a EEUU desde Teherán y los riesgos de un conflicto bélico se han mantenido firmes durante todo este tiempo. También, ha habido intentos de acercamiento, que nunca han cristalizado de manera completa. De hecho, hace pocos días se mantenían negociaciones para intentar alcanzar un pacto en materia nuclear. Así que, en Lyon, el 21 de junio de 1998, el fútbol de nuevo podía escenificar el conflicto o servir de puente entre estas dos naciones distanciadas. Desde luego, el morbo era inevitable.

En esta ocasión triunfó la concordia desde el principio. Los jugadores no calentaron el encuentro, el rumor de abandonar la competición de los iraníes por la emisión de la película "No sin mi hija" no se produjo. Aún así, ambos conjuntos eran conscientes de lo que representaban. Todo se midió con lupa. Hubo hasta que negociar que equipo iniciaría el momento de darse la mano. Se hizo el protocolario intercambio de regalos, ramos de rosas blancas para cada jugador estadounidense por parte de la República Islámica, el banderín federativo por los estadounidenses. Tras la interpretación de los himnos, los jugadores de los dos países aceptaron hacerse una fotografía conjunta, idea pactada al parecer por los dos seleccionadores. 

Por supuesto las medidas de seguridad eran severísimas. Se rumoreó que un grupo opositor iraní había adquirido más de 7000 entradas y preparaba una gran acción en el encuentro. Los cuerpos de seguridad francesa, trataban de evitar todo el despliegue. Resultó imposible y hubo abundante presencia de opositores. La policía francesa, intentó evitar la entrada en el país de muchos emigrantes iraníes que vivían en Centroeuropa y en los países nórdicos. Y también trató de requisar la entrada en el estadio de banderas y fotografías con el rostro de Massoud Rajaví y del movimiento del "Consejo de la Resistencia iraní". Aún así, acabaron accediendo y pudieron verse en muchas personas.

Finalmente el encuentro finalizó con la victoria iraní, que pudo cobrarse esa victoria moral sobre el enemigo intimo. 2-1 e intercambio de camisetas cortés entre jugadores. Pero en Teherán, que el partido se había tomado como todo un hito nacional, estallaron los festejos. La victoria sobre los americanos lo merecía. 

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