Era preferible esperar a que pasarán las Elecciones Catalanas para no avivar más polvareda. Luego, John Carlin en EL PAIS hizo un interesante resumen. Desde Madrid, no hacemos distinciones. No solo se critica a Cataluña o al País Vasco como entidades colectivas, sino que frecuentemente se habla mal de "los catalanes", "los catalufos"... También de los vascos. Los "putos vascos". No se hacen distinciones. Se dispara así. Y si hay que inclinarse, se odia a todo lo que se puede asociar a ello. En el fútbol, por ejemplo, a sus equipos. Pero así, con muchas cosas. A veces, los separatismos también se alimentan con fuerza, del desprecio que reciben desde el otro lado. Y en España, sucede mucho.
Entre medias recordé el caso de Albert Jorquera. Posiblemente uno de esos votantes de Junts pel Si de las últimas elecciones. El ex portero ingresó en CiU en 2011 y llegó a ir en la candidatura del partido para el Ayuntamiento de Girona, sin obtener su acta de concejal. Era un rostro conocido. Canterano del Barça, para el difícil puesto de portero. Fue escalando en el club, tuvo que probar cesiones en Ceuta o en Mataró para acabar debutando en primera división en 2004 en el Camp Nou con el Barça de Rijkaard. En Liga, solo se le pudo ver en siete ocasiones hasta 2007. En Champions, apenas un par. Con actuaciones solventes, aunque por supuesto, muy a la sombra de otro canterano como Victor Valdés. Entre 2004 y 2007, Jorquera formó parte de un equipo que conquistó dos ligas y una Champions. Sabía su condición de suplente y de jugar por indisposición del titular. Y parecía cumplir, y contar con confianza y apoyo de entrenadores y afición.
Pero Jorquera vio destrozada su carrera en un partido amistoso. Posiblemente, se hubiera cansado de su papel secundario en un grande y como otros porteros canteranos de Madrid o Barcelona, se hubiera marchado a otro destino. Pero cuando defendía la portería de la Selección Catalana en 2007, una mala salida en un corner, acabó provocando que se rompiera el ligamento cruzado y propiciándole una lesión de más de siete meses de recuperación. El portero fue retirado en camilla del campo con evidentes síntomas de dolor.
Para más inri, el partido en el que se rompió Jorquera era un Cataluña-Euskadi. Y en pleno 27 de diciembre, con la liga parada y escasez de noticias deportivas. Su lesión tuvo bastante protagonismo en la sección de deportes de los informativos. Y supongo que en todos los lugares con odio al catalán. Pero desde luego en Madrid, hubo motivo de mofa, burla y escarnio. Por apuntarse a ese partido. Por considerar que jugar con Cataluña es una cuestión que merezca estos resultados. Jorquera se convirtió en un blanco sencillo, de chistes, de insultos, mofas y de descargar ese odio anticatalufo...
El Barça incorporó a Pinto para sustituirlo, que se afianzó y tuvo buen rendimiento y bastante protagonismo, tanto en la Copa del Rey, como tras la lesión de Valdés. Jorquera, dejó el Barça dos años después, sin volver a jugar un partido oficial con el club culé. Se comprometió con el Girona, que militaba en 2ª, y volvió a saborear la titularidad, pero con 31 años, decidió retirarse y volcarse en negocios familiares. Pese a su pequeña actividad política, y un paso por el Llagostera como entrenador de porteros, Jorquera no ha mantenido excesivo protagonismo mediático. Quizá, asqueado del trato recibido desde lejos, cuando se destrozó el ligamento y encima vio su nombre convertido en motivo de escarnio.