Los últimos acontecimientos de protestas, reclamaciones y demandas han provocado que España fuera noticia en el mundo. Las marchas que concluyeron en acampadas el 15 de mayo, en un principio en la Puerta del Sol pero que se extendieron por toda la geografía española, y la creación de un movimiento con múltiples demandas que recogía el sentimiento de los “indignados” de este país puede servir para ver como se ha tratado la indignación en un mundo tan diferente como el del fútbol.
Este año, donde los impagos y las deudas comienzan a resultar asfixiantes para jugadores de clubes menores, que cada vez encuentran menos opciones para hacer frente a sus compromisos, hemos visto como Luis Rubiales, presidente de la AFE, el sindicato de futbolistas de España, llamaba en un par de ocasiones a plantarse y no disputar la jornada. Las dos veces, se acabó jugando, y aunque se anuncian más protestas la próxima temporada, veremos donde concluyen.
En el fútbol, el Mallorca, donde parece una constante en su historia la ausencia de efectivo, ha visto como era el pionero en experimentar nuevos modos para pagar a sus futbolistas. Fue en la década de los 70, el Mallorca era todavía un equipo ascensor, poco consolidado y con graves problemas económicos.
En 1977 el equipo, presidido por una gestora, afrontaba la campaña en Segunda B, y los jugadores hartos de los impagos, tomaron una medida excepcional, que en ese momento resultó pionera en España y que guarda mucha similitud con los acampados de hoy en día. Los jugadores decidieron encerrarse en el vestuario y pasar allí varias noches, hasta que se cumplieran los compromisos adeudados. Hasta en dos ocasiones en 1977, los jugadores tomaron la medida, en un año que el Mallorca acabaría regresando a Tercera.
Por si esto hubiera sido poco, al año siguiente en 1978, una denuncia del jugador portugués Jorge Alberto Mendoça, que vino como gran estrella tras unas brillantes campañas en el Atlético de Madrid y en el Mallorca resultó un fiasco absoluto, constantemente lesionado y sin mostrar ninguna implicación con el Mallorca, ante la Magistratura de Trabajo, llevó al Mallorca hasta una situación curiosísima. El Mallorca no podía hacer frente al dinero que reclamaba Mendoça, así que la Magistratura decidió embargar los derechos federativos de los futbolistas que llegaron a salir a subasta. En 1978 un juzgado de Palma, que se abrió con avisos de bomba, cartas de amenazas contra el juez, abogados y el propio jugador, sacó en subasta a los futbolistas del Mallorca. Finalmente nadie se animó a pujar por ellos, y el Mallorca pudo reconducir la situación y que no se llevasen a cabo los embargos sobre los jugadores, medida absolutamente sin precedentes.
Con los años, el Mallorca ha vuelto a ser pionero en otros aspectos. El primer equipo que desde Primera División se acogía a la Ley Concursal, así como asistir como la UEFA le arrebataba la plaza Europea que había obtenido por su pésima gestión económica.
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