domingo, 19 de julio de 2015

El Palacio de Justicia asaltado, 350 rehenes, 15 horas de secuestro, intervención militar... pero en la tele, fútbol

Hay días de esos que marcan al mundo. Otros, a menor escala, a un país. Son de esos que la gente permanece pegada a la radio, televisión o a lo que se pueda para tratar de seguir los acontecimientos y esperar expectante cualquier novedad. Son de esos, que luego años después se juega a recordar con la clásica pregunta: "¿tú que hacías? ¿como lo viviste?". Hay muchos ejemplos. Por supuesto el 11-S sobresaltó el mundo. Hubo coberturas informativas que duraron horas. Los recién instalados televisores del metro de Madrid solo repetían esa noticia. No se hablaba de nada más. Lo mismo sucedió el 11-M. Más lejos, nuestros padres nos narran como se vivió el 23-F hasta la rendición de Tejero y los suyos y la liberación de los diputados retenidos... A día de hoy, resultaría imposible controlar los medios de comunicación como sí se hacía en golpes de Estado y tomas de poder. O como se intentó el mismo 23-F. Pero lo chocante, resulta que mientras la sede judicial del país. El Palacio de Justicia permanece atacada, asaltado por un grupo terrorista que mantiene retenidos a más de 350 rehenes, entre ellos muchos de los magistrados, que culmina con un incendio, la muerte de casi 100 personas, un despliegue espectacular del Ejército, el Gobierno decida que es preferible no dar información y opte por retransmitir un partido de fútbol. Mientras el Palacio de Justicia se consumía en un incendio, los colombianos no tuvieron informativo y sí pudieron presenciar el triunfo por 2-0 de Millonarios sobre Unión Magdalena.

Era el 6 de noviembre de 1985. En una acción que aún hoy levanta polvareda y que arroja abundantes dudas sobre la organización del ataque y la pésima actuación del Gobierno que encabezaba Belisario Betancúr y de las Fuerzas de Seguridad. La acción fue organizada por el grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril, conocido como M-19. Un activo grupo de izquierdas surgido a raíz de la presunta manipulación electoral de las elecciones del 19 de abril de 1970 que dieron la victoria a Misael Pastrana. Los guerrilleros, a parte de abundantes acciones armadas, realizaban también multitud de acciones propagandisticas. Llegaban incluso a publicitarse en los periódicos y protagonizaron destacados actos que le confirieron gran repercusión. Uno de los más destacados el robo de la espada de Simón Bolivar en 1974 y que fue sacada de Colombia y no fue devuelta hasta 1991, pero hubo otras importantes acciones contra el Gobierno y contra grupos mafiosos. En 1983, hubo varias reuniones en Panamá para buscar un acuerdo de paz entre el Gobierno y los cabecillas de la organización pero acabaran fracasando.

Así que el M-19 quería volver a demostrar fortaleza y llegó a plantear una acción espectacular que pudiese incluso terminar con el mandato de Belisario Betancur, sometiéndole a un juicio en el Palacio de Justicia. La acción todavía genera dudas. Los servicios de inteligencia, al parecer ya habían alertado que se estaba planeando un ataque contra el Palacio de Justicia, ubicado en pleno centro de Bogotá, sin embargo no se reforzó la seguridad. También se apuntaba el interés por debilitar la institución por el narco Pablo Escobar y otros líderes de los carteles de la droga, ya que en esos momentos se debatían el acuerdo para permitir la extradición a EEUU, algo que ponía en riesgo a muchos de estos capos que se agruparon bajo el nombre de "Los extraditables".

El caso es que la mañana de ese 6 de noviembre, un grupo de 35 guerrilleros del M-19, fuertemente armados irrumpieron en un escasamente vigilado Palacio de Justicia. Para ellos se trataba de la "operación Antonio Nariño" Tomaron presos al personal que allí se encontraba y protagonizaron un secuestro que se prolongó durante 27 horas y dejó un retahila de muertos. El Gobierno, no quiso atender las peticiones de los guerrilleros y comenzó a desplegar a policía y ejército para tratar de recuperar el control de la sede judicial.

El secuestro se prolongó durante horas. El presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía pudo contactar con varios medios pidiendo que el Palacio no fuese asaltado. Sabía que cualquier ataque, iba a finalizar con una sangría terrible. Sus llamadas en los medios de comunicación, mientras se oyen disparos y explosiones y que se pueden oír en youtube siguen conmocionando. Así fue. Un incendio que acabó consumiendo el edificio. Tanques derribando puertas, mientras soldados abren fuego acabó propiciando la muerte de 98 personas, dieron lugar a 11 desaparecidos y arrojan las más importantes dudas sobre el operativo, ya que años después se han revelado grabaciones en las que se ve como gente que abandonaba viva el edificio aparecía en él muerta al día siguiente o como se torturó a miembros del personal civil de la cafetería del palacio para averiguar sí habían colaborado con los asaltantes.

Sorprendentemente, y por orden de la ministra de Comunicaciónes, Noemí Sahín, se dio orden a los medios para que censurarán cualquier información en radio y televisión de lo que estaba sucediendo en Bogotá. Bajo el argumento de que la información podía dificultar la retoma del palacio, el Gobierno colombiano decretó la censura mientras la Corte ardía. De contraprogramación, se apostó por retransmitir el duelo entre Millonarios y Unión Magdalena.

En 2005, se estableció una Comisión de la Verdad en el Parlamento Colombiano que tratase de resolver las abundantes dudas que prevalecen sobre este hecho. Las conclusiones resultaron muy dudas tanto con el Gobierno como con el Ejército, el primero por su ineptitud al frente de la operación y el segundo por su actuación en la que nunca pretendió velar por la seguridad de sus rehenes, además de por los hecho sucedidos el 7 de noviembre y que conllevaron la detención de dos de los coroneles al frente. 

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