martes, 8 de noviembre de 2011

La mano santa de Giovanni Trapattoni

Con 72 años emerge la figura del seleccionador irlandés... Giovanni Trapattoni. Todo un veterano en el mundo del fútbol desde que debutará hace ya más de cincuenta años como futbolista en el Milán. Buen defensa central, internacional italiano presente en el Mundial de Chile, campeón de Europa con el Milán en dos ocasiones y un convencido en la fe católica...

Después empezaría una brillantisima carrera como técnico. Siempre influenciado por su condición de central en su época de futbolista, Trap, trasladó esa fortaleza defensiva a sus equipos. Y con éxito. Sería el primer hombre en proclamarse campeón de la Champions como jugador y después como entrenador. Ha saboreado triunfos ligueros en cuatro países diferentes (Italia, Alemania, Portugal, Austria) demostrando que su método es trasladable y no se limitaba al catenaccio italiano. Y, junto al alemán Udo Lattek, el único entrenador en haber levantado los tres grandes títulos continentanles, Champions, UEFA y Recopa. 

En todo este tiempo, también hizo campeón al Inter, al Bayern Munich, al Benfica para poseer uno de los curriculums más plagados de Títulos de los entrenadores del Viejo Continente.... Tras triunfar en la Bundesliga con el Bayern Munich, regresó a Italia donde metió a la Fiorentina en Champions. Era el año 2000 y fue el momento de que le ofrecieran uno de sus sueños, poder dirigir a la Selección italiana. Y, pese a que eran conocidas sus firmes convicciones religiosas, Trapattoni hizo un fichaje inesperado. Antes de empezar cada encuentro del Mundial de Corea y Japón, regaba el banquillo con agua bendita. Pese a todo, bajo su mando, Italia cuajó uno de sus peores lustros. Cayó en octavos frente a la anfitriona Corea, y fue eliminada en primera ronda de la Eurocopa 2004 en un grupo teóricamente sencillo con Dinamarca, Suecia y Bulgaria. 

Fracaso rotundo al frente de la azzurra, decidió alejarse de su país. Consiguió que el Benfica ganase la liga portuguesa en 2005 tras 11 años de sequía, después pasó por el Stuttgart y firmó por el nuevo rico europeo, el Red Bull Salzsburgo, para hacerlo campeón. Su palmares recogía trofeos separados con 30 años de diferencia, desde su primera (de siete) Serie A con la Juventus en 1977 a la Bundesliga austriaca  en 2007.
Quizá cansado, quizá para despojarse del mal sabor de boca de su etapa como Seleccionador, aceptó una propuesta al frente de un nuevo combinado, Irlanda. Trappatoni, que había conocido las ligas italiana, alemana, austriaca o portuguesa, aceptaba embarcarse, sin saber inglés, en la bien católica Irlanda en 2008. Se trataba del tercer entrenador extranjero de la historia de la República, y los dos anteriores fueron de la cercana Gran Bretaña. 

Un país donde el fútbol compite con el rugby, y donde apenas cuenta con 3 participaciones en Fases Finales de un Mundial, la última en 2002, se entregaba a un entrenador del Continente para recuperar el orgullo perdido. El italiano, tenía ante sí un reto importante, clasificar al equipo para el Mundial de 2010. Y fiel a su estilo, ordenada atrás, una escuadra firme en defensa, Irlanda mejoró hasta el punto de no perder un solo partido... quedó segunda de grupo, solo superada por "su" Italia, con la que empató los dos encuentros.  Ahora debería jugar la repesca ante una favorita Francia... La victoria francesa en Dublín parecía enterrar las opciones mundialistas, pero de nuevo, Trap, sorprendió con su "ataque implacable y su defensa de hierro" e Irlanda se adelantó en Saint Denis, igualando la eliminatoria y disponiendo de claras ocasiones para certificar el pase. En la prórroga, un control con la mano reconocido por el propio Henry, sirvió para dejar en bandeja el empate a Gallas, y permitir que Francia, acudiese a Sudáfrica. De nada sirvieron las protestas irlandesas que rozaron la hazaña. Trapattoni criticó a la FIFA "que se llena la boca hablado de juego limpio pero luego no hace nada". Aún así, su brillante etapa como Seleccionador le valió la continuidad y el reconocimiento y cariño de los irlandeses, que simpatizaban con sus convicciones y reconocían sus progresos deportivos. Por eso, hasta fue celebrado, cuando El Vaticano le ofreció dirigir en un encuentro amistoso, un combinado que representaba a la Santa Sede, a modo de Selección contra un conjunto de aficionados italianos. Trapattoni aceptó encantado, en otro de sus pequeños sueños.

Su contrato renovado hasta 2012, pese a que han surgido rumores sobre una frágil salud y su avanzada edad, pero Trap, se negaba a dejarlo. Y volvió a dar sus frutos. Esta vez fue Rusia la que les ha privado del primer puesto en su grupo de clasificación, pero de nuevo, Irlanda fue segunda. Otra vez toca enfrentarse a la repesca para poder alcanzar su segunda Eurocopa. Enfrente, la revelación y supuesta perita en dulce, Estonia. Trapattoni ya ha conseguido ser un ídolo en Irlanda, pero hace falta esta clasificación para agigantar su leyenda y mostrar, porque superada la setentena se niega a jubilarse. Todavía tiene cosas que decir y que aportar en el fútbol. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho. Me acuerdo de lo de Herny(franceses tramposos!).
Sigue así!
Mediapunta