Robbie Fowler, fue uno de los miembros de esa generación del Liverpool que su coetaneidad con las Spice Girls les valió el nombre de Spice Boys. No lograron el título liguero, pero Fowler, junto a Steve McManaman, Stan Collymore, Jamie Redknapp, David James y Jason McAteer insuflaron aires nuevos en la parroquia Red, además de levantar la FA Cup o la Copa de la UEFA. Después, cada uno tuvo destinos diferentes, nuestro protagonista acabó en la liga tailandesa como entrenador-jugador y antes se había desempeñado en Australia, unos destinos que podrían convertirle en integrante de la sección de aventureros.
Fowler jugaba de delantero, anotó 120 goles con el equipo de Anfield (y más de 160 en la Premier, en la que jugó además de en Liverpool con Leeds, Manchester City, Cardiff y Blackburn Rovers) lo que le convirtió en uno de los mejores delanteros ingleses de la década. Pronto se convirtió en ídolo. Su precoz debut a los 18 años, su velocidad y capacidad goleadora, ser un muchacho de la casa, tanto nacido como formado en Liverpool y ese carácter peculiar que rozaba el poder encuadrarle como Bad Boy le granjearon cariños y simpatías. En una ocasión, situado en una barrera ante una falta que iba a ejecutar el jugador del Chelsea, Le Saux, se giró y movió el culo de manera provocadora, burlándose y alimentando los rumores de homosexualidad del jugador francés. En otra ocasión, celebró un gol arrodillándose ante la linea de cal y haciendo que esnifaba. La Federación no le rió las gracias y le sancionó con 32.000 libras y 6 partidos de sanción... Tampoco fue un demonio... En la campaña 96/97 recibió el premio al Fair Play cuando un arbitro señaló un penalty que supuestamente había cometido el portero Seaman en un Liverpool-Arsenal, y él reconoció que no era y le pidió al colegiado que no le diera validez. El arbitro no dio marcha atrás, y Fowler decidió arrojarlo suave hacia el portero.
Pero no serían sus únicas perlas. En marzo de 1997, en un partido de la Copa de la UEFA ante el Brann de Noruega, Fowler anotó el segundo gol del equipo. En la celebración, se levantó la camiseta y mostró otra que decía "500 estibadores de Liverpool despedidos desde Septiembre de 1995". Los trabajadores del puerto se encontraban en huelga desde hacia dos años, y la situación empezaba a ser dramática. Esos muchachos de Liverpool se mostraban conscientes y comprometidos (McManaman, cuyo padre era uno de esos estibadores en huelga, reconoció llevar otra, y que de no haber marcado, la hubieran enseñado al final del partido). Y Fowler no halló mejor manera que enviarles su mensaje de apoyo. La UEFA, no quiso permitir tal insolencia y le puso una multa de 2000 francos suizos. Calvin Klein cuyo logo podía interpretarse en la camiseta amenazó con demandar al club y al jugador, y el Liverpool tomó la decisión de prohibir a sus futbolistas realizar cualquier tipo de manifestación en el campo. Pero Fowler ya lo había hecho.