miércoles, 18 de marzo de 2015

El ocaso de Javier Aguirre


Javier Aguirre siempre ha proyectado una imagen de tipo peculiar. En España ha entrenado durante muchos años, convirtiéndose en un clásico de nuestros banquillos. Buen recuerdo en Osasuna, insatisfactorio en el Calderón. un año salvando el Zaragoza siendo destituido al siguiente y una etapa cumplidora en el Espanyol. Inteligente, capaz de adornar las ruedas de prensa con palabrotas para distraer, con sus polémicas y sus ataques de entrenador pero que podrían valerle el aprobado en términos generales. Pero la figura de Aguirre maneja aún más hechos dignos de contar y valorar.

Apodado "el vasco" por ser sus padres originarios de Euskadi que emigraron a México. De los auténticos. De los que demandaba Sabino Arana. Con sus ocho apellidos. Aguirre, Onaindia, Alberdi, Landeta, Goyado, Uriarte, Ganechana y Lanetuarza. Pero él nació en Ciudad de México, y como futbolista desarrolló practicamente toda su carrera en el país américano. América, Atlante y Chivas Guadalajara fueron sus conjuntos. Tuvo una breve experiencia en la liga de EEUU en Los Angeles Aztecs y, tras el Mundial de México, que disputó con la Selección azteca, dio el salto a Europa a probar fortuna con el Osasuna. Disputó las once primeras jornadas, pero un choque con el portero del Sporting, Ablanedo, le supuso la fractura de tibia y peroné y terminar de manera prematura con su etapa en España como futbolista.

El gusanillo de entrenador también le picaba. En 1994, recién colgadas las botas fue "reclutado" por el seleccionador Miguel Mejía Barón para formar parte del cuerpo técnico de la Selección durante el Mundial de EEUU. En el 95, ya era entrenador del Atlante y en el 99 hacía campeón al Pachuca. Suficiente aval para ser nombrado Seleccionador de México, al que dirigió hasta octavos de final en el Mundial de 2002. Osasuna, que tenía esa pequeña cuenta pendiente, decidió ofrecerle que se hiciera cargo del banquillo navarro, y resultó todo un éxito. El equipo en cuatro campañas, tuvo temporadas desahogadas, alcanzó la final de Copa en 2005 que perdió contra el Betis y en 2006 igualó su mejor clasificación histórica con un cuarto puesto. 

Esos buenos años le valieron su fichaje por el Atlético de Madrid. En su primer año fue 7ª algo que igualaba los insuficientes resultados de sus predecesores, pero la directiva decidió revalidarle la confianza y al año siguiente fue 4ª y logró volver a hacer que sonase el himno de la Champions en el Calderón después de 12 años. Finalmente en febrero de 2009 fue destituido ante un pésimo inicio de la segunda vuelta. A los dos meses, le volvieron a confiar el banquillo de la Selección de México por segunda vez, volvió a caer en octavos de final en el Mundial en 2010 y sí que pudo celebrar la victoria de la Copa Oro de 2009. De nuevo, encontró acomodo en España. El Zaragoza le llamó desde la última posición en la jornada 11 para salvar al equipo. Y lo consiguió y se ganó la renovación, aunque no terminaría la temporada siguiente. Su última aventura fue en el Espanyol. Patrocinado por Cancún resultó un enlace perfecto para sustituir a Pochettino. Dos temporadas sin apuros con los catalanes engrosaron su cv hasta su marcha a final de temporada. Y, esta vez, el que decidió contar con él como Seleccionador fue la Federación de Japón. Aguirre aceptó con ganas. Sin embargo no sabía los problemas que se iban a desempolvarse y que le acabarían costando el cargo.

Aguirre, "el Vasco" que mantenía sus simpatías por Euskadi, que encima había resultado un técnico con conciencia social y simpatías progresistas. En 1999 había sido uno de los organizadores de un partido entre ex futbolistas profesionales y miembros del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, movimiento de resistencia indígena con mucha presencia en la región de Chiapas. "El vasco" reflexionaba orgulloso cuando años después fue el Inter de Milán el que se animó a colaborar con el EZLN. Ahora, la imagen de Aguirre ha quedado bastante manchada. La justicia, por fin, ha decidido tomar cartas en el asunto en el tema de los amaños. Y Aguirre está implicado en el caso que investiga la victoria por 1-2 del Zaragoza en el campo del Levante en 2011 y que supuso la salvación de los aragoneses. El técnico trabajador, progresista y posiblemente el entrenador méxicano con mayor recorrido en Europa, está imputado en el amaño. Para Japón, la simple duda ya resultó suficiente para relevarle del cargo. Él ya ha negado que se cometiese ninguna irregularidad, pero sin embargo, en México lejos de convencer, ya ha alimentado leyendas urbanas sobre algunos partidos al frente del combinado nacional. Se duda de la victoria de EEUU sobre México en 2002. La sombra de inahbilitación pende sobre su cabeza. La imagen de Aguirre, simpático y palabrotero se ve machacada y veremos si alguien se anima a contratar a un técnico con estas sombras...

domingo, 15 de marzo de 2015

Gigi Becali, el dueño del Steaua de Bucarest

Que el fútbol atrae a personajes y empresarios excéntricos es innegable. Popularidad, dinero, negocios, proyección pueden ser diversos motivos. El caso es que habría que buscar un nombre para englobar a nombres como los de Jesús Gil, Silvio Berlusconi, Bernard Tapie o el lituano Vladimir Romanov. Gente adinerada que presenta una hoja de servicios que abarca negocios con turbios orígenes, salto a la política abanderando lo "politicamente incorrecto", entrada en el fútbol al frente de algún equipo que aumente la popularidad y habituales visitas al juzgado o la cárcel para responder por la comisión de diversos délitos... En este grupo también tendría acogida indudablemente el rumano George Becali.

George Becali, "Gigi", nació hace 56 años en la región de Baragan, donde su familia había sido desplazada por las autoridades soviéticas por sus simpatías y colaboración con el grupo de tendencia fascista "Guardia de hierro" durante la II Guerra Mundial. Pero, Becali fue escalando, y como ha sucedido en prácticamente todos los Estados poscomunistas, allí estuvo rápido y certero para, a través de negocios sospechosos, levantar su fortuna. 

En su caso, fueron las transacciones inmobiliarias. Gigi Becali supo hacerse con abundantes y extensas parcelas del Ejército. Bases militares obsoletas, herencia de la época comunista, eran compradas a precios irrisorios y luego revendidas para convertirse en áreas urbanizables y residenciales en una Bucarest en crecimiento. Estas operaciones le convirtieron en millonario. Así que Gigi Becali decidió dar el paso al fútbol. Desde 1990 había iniciado su acercamiento al Steaua de Bucarest, pero en 2003 compró el 51% de acciones del equipo. el único campeón Europa del país y se convirtió en su máximo propietario. Actualmente, sigue siendo la persona que controla el club, pese a que la titularidad legal recae en sus sobrinos desde 2007.

Y es que en este tiempo, George Becali ha tenido abundante tiempo para mostrar su figura. Líder del Partido de la Nueva Generación, no ha tenido problema en presentarse a político con otras listas. Ha encabezado comicios formando parte del Partido de la Gran Rumania, de la Unión Social-Liberal o incluso de la Liga de las Comunidades italianas de Rumania. Y sus intentonas electorales han cuajado en alguna ocasión. En 2004 se presentó a primer ministro pero apenas sacó el 1,77% de los votos. Donde sí resultó elegido fue en las Elecciones Europeas en 2009, pero curiosamente sus problemas legales le impedían abandonar el país y acudir a las sesiones parlamentarias. También en 2012, obtuvo su acta de diputado en Rumanía, y se postuló para liderar la Comisión de Asuntos judiciales... Por supuesto, quizá como otro rasgo habitual en el grupo de estas figuras empresariales-políticas-futboleras, su ideología era conservadora a ultranza. Bajo los ejes de un fuerte nacionalismo rumano, aderezado con tintes homofobos y racistas. Y todo ello, bien acompañado de situaciones excéntricas y caprichos caros que doten de mayor relevancia al personaje.

Podría resultar hasta gracioso su afán de aparecer en cuadros, con motivaciones religiosas, incluida una representación de la última cena de Leonardo, en la que Becali ocupaba la imagen de Jesús y los apóstoles eran sus futbolistas y entrenador del Steaua. Pero su hoja de servicios era mucho mayor. Peleas, agresiones, insultos, discusiones. Por supuesto, los objetivos habituales, rivales políticos, árbitros, periodistas... aunque de su verborrea no han escapado ni sus propios colaboradores y jugadores. Sin ocultar sus antecedentes familiares, también ha querido contribuir a revisar la imagen de la Guardia de Hierro, llegó a pedir la canonización de su líder Corneliu Zelea Codreanu y a negar el holocausto judío. De hecho, uno de sus lemas de campaña parafraseaba escritos y consignas de otro de los líderes de la organización, Ion Mota, que falleció en Majadahonda en 1937 combatiendo en la Guerra Civil del lado franquista. Además de mostrar su indisimulada ideología de ultraderecha, Becali se mostró hasta como un ambicioso estratega electoral. Quiso financiar partidos de ciudadanos rumanos que residían en el extranjero, y conseguir una abundante cuota del voto de desplazados en futuros comicios en Rumania. En España en 2007, surgió el Partido Independiente Rumano (PIR) que presentó candidaturas en muchos Ayuntamientos y contó con la financiación del propio Becali. Aunque la chispa no llegó a prender y consolidarse como una representación sólida. Eso sí, el duelo de Real Madrid y Steaua en la Champions League, sirvió para que Becali acudiese al Bernabéu y fingiese hacer un pacto de sangre con el entonces presidente blanco, Ramón Calderón

En ese momento, comenzaban a agolparse ya los problemas y a agravarse su situación legal, ya que el Gobierno rumano había decidido investigar algunas de las operaciones que le habían convertido en millonario y que presentaban muchas carencias administrativas, además de ser completamente ruinosas e injustificables para el Estado. Pese a que acumulaba algunas detenciones, y otros delitos menores, en 2013 se consideraron fraudulentas varias de las operaciones inmobiliarias que había mantenido con el Ministerio de Defensa entre 1996 y 1999 y fue condenado a tres años de cárcel, además de quedar inhabilitado como cargo público perdiendo su condición de diputado. 

En su etapa como responsable futbolístico, el Steaua se convirtió en un devoraentrenadores. Nombres como Hagi, Munteanu, Lacatus o el italiano Walter Zenga no lograron entenderse con Becali. Obtuvo tres campeonatos ligueros en 2004, 2005 y 2012 antes de entrar en prisión, y el equipo, seguía siendo uno de los grandes del país. En el fútbol tampoco escondió su figura. Suspendido en abundantes ocasiones por sus insultos, anunció que jamás contrataría un futbolista homosexual, criticó que el Cluj, equipo del noroeste del país disputase la liga de Rumania cuando debería hacerlo en Hungría y, una de sus acciones más celebres, rechazar el fichaje de Sinama Pongolle por su color de piel, Finalmente, como el resto de sus negocios, el Steaua sigue desmoronándose... desde 2014, una pugna legal con el Ministerio de Defensa mantiene en litigio el nombre y el escudo del equipo. Otra de las víctimas del terremoto Becali...

lunes, 9 de marzo de 2015

Gica Craioveanu fue candidato del PP en Getafe en 2007


La semana pasada publicaba un texto sobre el ex jugador del Albacete, Catali que había aceptado integrarse en la lista del PSOE en la candidatura al ayuntamiento manchego. Sin ser una circunstancia habitual, sí que pueden encontrarse más casos en diversos municipios a lo largo de toda la geografía nacional. Pero quizá, uno de los más mediáticos en cuanto a repercusión fue el del rumano Gica Craioveanu, que fue el número 2 de la candidatura del Partido Popular en Getafe.

Craioveanu era un rostro ampliamente conocido. Llegó a España con 28 años. Ya era internacional y había sido pichichi en su país las dos últimas temporadas, por lo que la Real Sociedad estuvo atenta y se hizo con el delantero. En esos tres años formó una gran dupla con Kovacevic, hizo 26 tantos en Liga y en 1998 los donostiarras finalizaron en tercera posición. Craioveanu además, acudió al Mundial de Francia con su Selección. Después pasó al Villarreal, donde estuvo otras cuatro campañas e hizo el primer tanto de la historia del conjunto castellonense en Primera División. Y Craioveanu continuó haciendo goles. En 2002 se comprometió con el Getafe, por entonces un modesto club de Segunda división cuya mayor meta era mantenerse en la división de plata. El vecino Leganés si mostraba mayores aspiraciones con la llegada de Daniel Grinbank. Pero el cuadro diseñado por Ángel Torres, dirigido por Josu Uribe, liderado por un estelar Gica Craioveanu bien respaldado por nombres como Sergio Aragoneses, Vivar Dorado, Pachón, Amaya o Cotelo, finalizó sorprendentemente en segunda posición y consiguió el ascenso a Primera División. El jugador rumano, con 36 años ya había anunciado su intención de retirarse. Pero el ascenso y el empuje de la afición hicieron reconsiderar la decisión. Y aceptó continuar una campaña más. Y cuando el Getafe consiguió la permanencia, de nuevo, Craioveanu tuvo que ceder ante la presión y renovó por otra temporada. Se despidió finalmente en 2006, con 38 años y como subcampeón de Copa con los azulones.

Lo que resultaba difícil de barruntar fueron las ocupaciones que encontró tras colgar las botas. Sí tenía cierto sentido que Craioveanu, de carácter simpático acabase como comentarista en la prensa, sobre todo en la Sexta. También, se podría entender ese paso a la división de plata del  fútbol sala en las filas del Boadilla-Las Rozas. Pero lo que resultó una sorpresa inesperada fue cuando se hizo público que Gica Craioveanu iba a ser el número 2 de las listas del Partido Popular al Ayuntamiento de Getafe en las elecciones municipales de 2007.

Rumania había entrado en la Unión Europea el 1 de enero de ese año. Y por tanto, como ciudadanos comunitarios, los rumanos podían votar en las elecciones municipales, así como presentarse a los comicios. Esto, provocó abundantes movimientos nada disimulados en los grandes partidos de captar ese núcleo de votantes. No olvidemos que por aquel momento, se estimaba que había más de 400.000 siendo una de las poblaciones extranjeras más numerosas. Hubo varios actos de los candidatos rumanos con la intención de atraer ese voto. Y por supuesto, el rostro más conocido resultaba ser el de Gica Craioveanu, el hombre que goleaba apenas un año antes.

El exfutbolista, así lo expresaba en los carteles que se hicieron con su figura y en diversas entrevistas, "quería devolver a Getafe todo el cariño recibido por la gente". Pese al aporte que daba su figura a la candidatura, Pedro Castro (PSOE) por sexta vez consecutiva retuvo la alcaldía del municipio madrileño. Craioveanu, que había resultado elegido entre los 11 concejales que obtuvo el PP, prefirió no aceptar el acta. Desde entonces, su aportación pública ha menguado bastante, pese a algunas noticias extradeportivas y anunciarse que en 2013, con 44 años, había aceptado jugar en un equipo de regional valenciana

domingo, 8 de marzo de 2015

Catali, ex jugador del Albacete en las listas del PSOE

Yo creo que es algo que nos empieza a ocurrir a muchos. El fútbol actual produce pereza e indiferencia. El duopolio Madrid-Barça subyuga todo el panorama futbolístico nacional, y a los que no nos mola esto, gente que antes podríamos tragarnos seis u ocho partidos semanales, ahora nos dedicamos a ver el de nuestro equipo y que nos dejen en paz. Esto hace, que pueda recordar torneos como la copa de la UEFA de hace diez años, pero no quién ha estado este año en el grupo de la Champions del Madrid. Recordar alineaciones y jugadores míticos de Compostela, Mérida, Osasuna... pero no la del Valencia de este mismo año. Igual es la edad. Igual es el fútbol. Igual soy yo solo. Pero a mí me pasa. 

Y por eso, reconcilia encontrarse con algunas historias. Si digo Francisco Javier Mármol Rodríguez, quizá no nos venga a nada a la cabeza. Pero quizá con el nombre de Catali, sí. El capitán del mítico Albacete. El equipo que ascendió bajo la dirección de Benito Floro de Segunda B a Primera División en apenas dos años, con una superioridad en ambas categorías que catapultaron un ascenso meteórico. Que conseguía que por vez primera Castilla la Mancha viera fútbol de la máxima categoría. Y a punto estuvo de asomarse a Europa, siendo 7ª en su debut en primera división. Ya lo había preconizado nuestro protagonista. Desde el balcón del Ayuntamiento, celebrando el ascenso a Primera lanzó la frase "Tiembla Europa, que llega el Alba".

Benito Floro consiguió incluso saltar al banquillo del Real Madrid y convertirse en el entrenador de moda (aunque luego su carrera posterior ha resultado bastante menos provechosa). Nombres como Zalazar, Coco, Oliete fueron los artífices de esa proeza. Y el que los capitaneaba desde el centro del campo era Catali. Un muchacho del propio Albacete y surgido de la cantera del club.

Salvando el toque nacionalista, y el nivel alcanzado, pero su recorrido me recordaba un poco al del lateral Nacho del Compostela. Catali, un muchacho de la tierra, que prácticamente desarrolló la totalidad de si trayectoria deportiva en el Alba. Se convirtió en figura. Fue participe de los mejores años del club de su tierra. Se permitió incluso anotar goles tan destacados como el de la primera visita del Barcelona al Carlos Belmonte.  Barça que ese año ganaría la Liga y la Copa de Europa, con Cruyff en el banquillo y con gente como Stoichkov, Koeman, Laudrup, Zubizarreta... Ese Barça no pasó del empate contra el novato Albacete.  

Catali, dejó el club con 32 años. Pero no quiso irse muy lejos.  Apenas salió para comprometerse con otros equipos manchegos, el Toledo que por entonces estaba en Segunda División. Y luego una pequeña etapa en el equipo de la localidad conquense de Quintanar del Rey. Catali no abandonó las tierras de la Mancha. Y tampoco lo ha hecho después de ser futbolista. Entrenó al Atlético Tarazona, club de la tercera manchega. Regentaba un bar con su nombre en Albacete, trabajó para el club como técnico llegando a ser segundo entrenador de Pepe Murcia e incluso como entrenador interino algunas jornadas en la 2009-10, cuando el equipo luchaba por la permanencia en Segunda. 

Ahora, Catali ha aceptado una propuesta para formar parte de la lista del PSOE que se presentará al Ayuntamiento de Albacete encabezada por Modesto Belinchón y que ya ha anunciado que de salir victoriosos, Catali ejercerá de concejal de deportes. Albacete, había sido una ciudad tradicionalmente gobernada por los socialistas, pero que en 2011 acabaron muy alejados de la mayoría absoluta del PP. Veremos si Catali consigue contribuir a la victoria y volver como edil al Ayuntamiento donde celebró los ascensos como futbolista.