En España se encuentran dos de los movimientos nacionalistas más fuertes de Europa. El País Vasco y Cataluña todavía no encuentran acomodo en el Estado Español. Salvo los periodos de Patxi López y de Maragall-Montilla, los Gobiernos Autonómicos han tenido siempre colores nacionalistas, y la demanda de poder competir con Selecciones Nacionales propias a nivel deportivo, a imagen de lo que sucede en el Reino Unido, es una reivindicación constante desde hace años.
De momento, ante la imposibilidad de hacerlo, jugadores vascos y catalanes siguen optando por defender la camiseta de la Selección Española. En parte por obligación, como refleja la Ley del Deporte, en parte por conveniencia profesional, y por supuesto, porque el Seleccionador de turno ha decidido seguir contando con ellos. En España, el deporte en general, pero indudablemente el fútbol sigue siendo la mejor explotación de patriotismo y el mejor coto para levantar ídolos. Jugadores que se hayan bajado de ese carro, se cuentan con los dedos de las manos. El célebre caso del gallego Nacho en los noventa, y el del barcelonista Oleguer, aunque nunca llegó a confirmarse hasta después de su retirada deben ser los únicos casos de futbolistas que se atrevieron a decir no a ser internacionales absolutos.
En España hay figuras sagradas (Basta ver las vomitivas campañas proCasillas, o proRaúl en su día). Y aunque se sospecha (o directamente se conoce), se disimulan sus creencias e inquietudes. Figuras como Rafa Nadal, Fernando Alonso, o incluso Marc Márquez, miden prudentemente sus palabras, para no resultar perjudicados por inclinaciones políticas. A Miguel Indurain, autentico mito nacional hace un par de décadas se le acabaron ocultando e ignorando sus declaraciones a L´Equipe en las que reconocía "no tener fibra patriótica" y que él "era de Navarra, que es casi lo mismo que ser vasco". Vascos y catalanes han tenido que sortear estos jardines cuando han representado a España y no siempre, lo han conseguido.
Para no alejarnos a tiempos de Iribar o Kortabarría, o incluso de Arconada y sus medias blancas, se ve la problemática que conlleva para algunos jugadores salir bien parados. Mientras que en tenistas o jugadores de baloncesto, con amplía presencia catalana, no se han conocido simpatías separatistas (al menos de los primeros espadas), en hockey sí que ha sido un tema notorio.
¿Y en el fútbol? Aparte de Oleguer, por supuesto, y de los rumores a pie de calle de algunos jugadores vascos hemos asistido a diversos ejemplos. La estelada que llevó Cesc, las banderas de Puyol y Xavi tras ganar el Mundial... Algunos con menos nombre también tuvieron su importancia. Aduriz, que siempre había reclamado la oficialidad para la Selección de Euskal Herria no dudó en incorporarse a la Selección Española. Más problemas tuvo Markel Susaeta al explicar que representaban "una cosa" en su única convocatoria en la Selección y así podríamos seguir sumando ejemplos...
Todas estas incertidumbres provocan la animadversión y directamente el odio en muchos rincones de la España No nacionalista. Susaeta lo dijo abiertamente "por culpa de los medios de comunicación le insultaban en el Bernabéu". De Oleguer directamente se decía que estaba en el Barça por sus convencimientos políticos... Al respetado Guardiola, 47 veces internacional, también se le ha criticado sus simpatías nacionalistas...
Pero la última y más recurrente figura es la de Gerard Piqué. Su capacidad era indudable. Fichado por el Manchester en edad juvenil, fue recuperado por el Barcelona en 2008. No llegó a entrar en el equipo de Luis para la Euro 2008, pero con Del Bosque y con Guardiola se consolidó como central indiscutible. Seis años después su palmarés es impresionante, 1 Mundial, 1 Eurocopa, 3 Champions, 4 Ligas... Pero su imagen y rendimiento sí se ve más tocado. Su relación y descendencia con la cantante Shakira le abalanzó a los medios del corazón. A nivel deportivo rendimiento y progresión inferior a la esperada, algunos críticas en Can Barça... Hoy mismo, sumaba ese acto que tan mal sienta entre los aficionados. Una multa y discusión con la policía estando de juerga. Y encima, el resto de España le percibe como un nacionalista catalán. Sus declaraciones ya le habían generado odios en Madrid. Aquella celebración del doblete con el "boti, boti, boti", o en la que "ellos no tenían a Bankia" para poder fichar como el Madrid. Incluso, aquella respuesta en catalán que pareció ofender a Ramos en un partido de la Selección.
Pero ahora, pese a sus intentos de explicarse, la situación de Piqué se ha agravado. Su presencia en la Diada, la creencia de borrarse de algunos partidos y por supuesto el mal momento del equipo ha servido para que se afilen lanzas en su contra. El jugador, sí que se ha mostrado partidario de realizar una consulta sobre la independencia de Cataluña, aunque no ha manifestado cuál sería el sentido de su voto, es ya uno de los señalados. Muchas voces piden a Del Bosque que no vuelva a convocarle. Y aunque algunos jugadores (incluso el propio Ramos) cierran filas, difícilmente Piqué consiga borrarse de esa etiqueta de "nacionalista, aprovechado, incoherente" o insultos más graves que pueden encontrarse.