Este fin de semana estuve por vez primera en mi vida en Girona. Así que, me parece una excusa de lo más acertada para saltarme el "fútbol" que lidera el blog y rescatar otra historia de "Cuando los jeques se van", que acabó dejando en la cuneta al equipo de baloncesto de la ciudad.
Girona era uno de los clásicos modestos de la ACB. Llevaba en ella desde 1987. Alejado de los playoffs, habitual luchador por la permanencia, era la línea habitual de los aficionados que animaban en el pabellón Fontajau. La cadena de supermercados Valvi fue su patrocinador acompañante durante una década. Posteriormente sería Casademont, hasta que en 2005, se produjo un vuelco increible en la historia del conjunto catalán. Una inmobiliaria, en auge, en plena burbuja, se convertía en el patrocinador principal del club. Y además venía con la chequera dispuesta a realizar una gran inversión en jugadores de primer nivel para convertir al Girona en aspirante a todo. Surgía el Akasavayu Girona y muchas miradas se volcaban hacía él.
Y más al ver los refuerzos del equipo. El primer año, nombres conocidos para los aficionados a la ACB veían llegar al junior de oro German Gabriel, a Roberto Dueñas... pero es que incluso el Akasvayu recuperó a Raül López de Utah y consiguió que Fran Vazquez que había sido elegido el 11ª en el draft por Orlando, renunciase a la NBA y optase por fichar por el Akasavayu, convirtiendose en el jugador mejor pagado de la ACB. Los medios ya lo comparaban con la versión baloncestistica del Chelsea de Abramovich. Los rumores continuaban, barajándose incluso interés en el barcelonista Juan Carlos Navarro o en Carlos Jimenez. Además, el debut en Liga, con las camaras de TVE en directo, hicieron que el Akasavayu se enfrentase al campeón Real Madrid. Imponiendóse por 4 puntos y demostrando que el nuevo Girona, iba en serio.
Ese primer año, el sueño no fue completo. Girona se metió por vez primera en su historia en los playoffs pero el TAU le derrotó en cuartos de final. Durante tres años más, el Akasvayu vio llegar grandes refuerzos. Pese a que Raül López y Fran Vazquez abandonaban la nave, seguían llegando gente de mucho nivel. Pesic al banquillo, y jugadores como el italiano Fucka, Victor Sada, Middelton (de los pocos jugadores que he visto que saltaba en los tiros libres) pero sobretodo Marc Gasol. Si el año anterior, habían sido 7ª en Liga regular, el segundo año Akasvayu quedó 5ª, pero de nuevo, no superó la primera ronda de playoffs. Sin embargo, el equipo se volcó en la competición europea y acabaría proclamándose campeón de la Eurocopa de la FIBA, organizando además la Final Four del torneo.
Restaría un último año más de Akasvayu, donde Marc Gasol comenzaría a crecer para terminar dando el salto a la NBA. En el tercer año del proyecto, el equipo fue 7ª en liga regular y de nuevo tropezó en cuartos, en esta ocasión frente al Joventut. Mismo rival que le impediría levantar su segundo título europeo consecutivo, al derrotarles en la final de la Copa ULEB.
En mayo la situación ya era insostenible. El volumen de la deuda se había disparado. Era 2008 y los efectos de la crisis comenzaban a causar estragos. Y más en el sector del ladrillo donde la firma Akasvayu había volcado su actividad. El conjunto ACB que en tres años había experimentado un brutal crecimiento no podía salir a competir, y se veía relegado a la liga LEB arrastrando un deficit insostenible de más de 6 millones de euros. El equipo acabó entrando en disolución. Igual que la firma que consiguió elevar el nivel del modesto Girona, a base de un brutal despilfarro. ¿Mereció la pena?