Hubo dos estadios cuyos nombres no hubieran pasado el filtro de la Ley de la Memoria Histórica, pero sin embargo ya no ven fútbol. En este caso, el tiempo, les ha vencido y ha provocado que los equipos que actuaban de local hayan debido buscar nueva ubicación. Son los casos del Luis Sitjar, durante 60 años casa del RCD Mallorca, al que vio desde Tercera hasta Primera División e incluso su primera participación europea. Y el pequeño Sancho Dávila, del Puerto Real club de Fútbol, que nunca pasó de la Tercera División andaluza.
LUIS SITJAR
El campo del Mallorca dejó de ver fútbol de máxima categoría en junio de 1999. Ya que desde ese año el equipo balear se mudaba al nuevo estadio de Son Moix, construido para la Universiada de ese año. El Mallorca B, que llegó a jugar un año en segunda y el juvenil apuraron los últimos partidos durante algunos años más, antes de que el estadio ya muy deteriorado fuera estropeándose. Se convirtió en un lugar para indigentes, que padeció incluso un incendio u otros tristes episodios delictivos. Atrás quedaron los años en 1ª, el ascenso contra el Espanyol, esa primera participación europea alcanzando la final o incluso ese gol de Stankovic que sellaba la mejor clasificación hasta el momento. Se iniciaron unas largas obras de derribo, y continua un litigio entre propietarios y Ayuntamiento para ver que se hace con el solar que ahora ha quedado despejado. Del antiguo campo solo permanece la antigua fachada con el primer escudo del CD Mallorca y el texto "Campo Luis Sitjar".
Ahí permanece el nombre del que fuese presidente del Mallorca en varias etapas en la década de los 20, 30 y 40. Incluso cuando el equipo palmesano todavía llevaba el nombre de Alfonso XIII antes de modificar su nombre al proclamarse la República en 1931. Bajo la dirección de Sitjar, el Mallorca conseguiría su primer ascenso a Segunda y sería el impulsor de la creación del nuevo campo. Que años después recibiría su nombre. Pero la figura de Luis Sitjar también ha quedado vinculada a parte de los episodios de represión más sangrientos que vivió la Isla. Concejal en los Ayuntamiento de Palma y Porreres por el Partido Regionalista de Mallorca, al comenzar la guerra civil se pasó a Falange Española y se convertirá en un miembro destacado. Y desde su puesto diversos estudios le vinculan con asesinatos llevados a cabo contra diversas personalidades de izquierdas, sobretodo con los fusilamientos perpetrados en Porreres, y cuya fosa común comenzó a desenterrarse hace pocos años, incrementándose, además ampliamente, el número que se estimaba de personas que perdieron la vida.
SANCHO DAVILA
Sancho Davila ha sido el nombre del estadio del modesto Puerto Real Club de Fútbol desde los años 50 hasta que dejó de utilizarse en 2010. La localidad, de la Bahía de Cádiz, puso a su campo de unos 6000 habitantes el nombre del antiguo dirigente de Falange, y que en los años 50 también fue Presidente de la Federación de Fútbol. El terreno de juego, apenas tiene hitos destacados. El techo del equipo ha sido la tercera andaluza, y salvo alguna concentración de entrenamiento de equipos o selecciones que debían jugar en Cádiz no atesora momentos de primer nivel. Desde 2010, el terreno permanece sin derribar aunque ya no es apto para el uso deportivo. Se han barajado negociaciones con el Ayuntamiento, permuta de terrenos, etc... pero de momento sin llegar a consumarse.
El nombre de Sancho Dávila, que salvo esa presidencia de la Federación de fútbol no tuvo mayores vinculaciones con el fútbol, corresponde al de un miembro destacado de Falange desde sus inicios, siendo además familia de José Antonio Primo de Rivera. Nació en Cádiz de familia nobiliaria, y pronto se dedicó a extender la organización, primero Cádiz y Sevilla, luego siendo de facto el jefe de la misma en Andalucía. Protagonista de varios episodios de palizas y disturbios fue detenido en varias ocasiones, pasando por diversas cárceles, y de hecho, se encontraba preso al inicio de la Guerra Civil, pero logró fugarse y pasar al bando sublevado donde tomó parte activa en la contienda y en violentos episodios de represión. Con la muerte de José Antonio Primo de Rivera, fue uno de los que pugnó por el liderato de la organización hasta que Franco estableció el decreto de unificación reservándose el puesto de Jefe Nacional y cortando las aspiraciones por encabezar Falange de diversos sectores y personalidades. Esa ambición frenada, y las posteriores simpatías nazis que tuvieron que ser disimuladas por el régimen tras la II Guerra Mundial, hicieron que Sancho Dávila cayese en desgracia y perdiera hueco entre los espacios principales del Movimiento Nacional. Aún así fue el primer delegado del Frente de Juventudes, organización juvenil de la FET y las JONS, sería procurador en cortes y otros puestos como Presidente de la Federación de Fútbol o miembro del Consejo de la Hispanidad. Su nombre también daba nombre a diversas calles. En Sevilla o Jerez fue sustituida. En Melilla permanece.