miércoles, 30 de diciembre de 2015

Claudio Ranieri y su renacimiento

Una vez comencé a preparar un artículo sobre los entrenadores italianos que habían pasado por España. Iba relacionado a uno de los textos más leídos en la historia del blog, "Las abundantes simpatías fascistas en el fútbol italiano" (agosto 2012). A Capello se le escaparon unas declaraciones elogiando a Franco, que luego intentaron ser matizadas. Mucho más reciente Arrigo Sacchi decía que había demasiados negros en las categorías inferiores de Italia y que por ello Italia no tenía dignidad ni orgullo, pero rechazaba que sus declaraciones tuvieran tintes racistas. Así que me dio por mirar al bueno de Ranieri, y a aquel breve paso de Gianni de Biasi por el Levante, un hombre que no hizo mala campaña con lo que se encontró en Valencia y que ahora ha conseguido cierto reconocimiento por su meritorio papel con Albania.

Claudio Ranieri es desde luego un técnico ampliamente conocido. Larga trayectoria que le ha llevado a dirigir en cuatro países, y además de estar un tiempo (desastroso, eso sí) al frente de la Selección de Grecia. En España, le pudimos ver en Valencia y en el Atlético.

Mucho antes de eso, Ranieri era un chico nacido en Roma, que con nueve años se colaba en el autobús para presenciar los Juegos Olímpicos de 1960. Quizá eso sirvió para despertarle pasión por el deporte. Mientras el resto de sus hermanos continuó con el oficio familiar de carnicero, Ranieri se esforzó para acabar el colegio y destacar en el fútbol. Y a base de esfuerzo, de adaptarse a jugar de defensa fue escalando en la Roma. Hasta hacer su debut en la serie A de la mano del mítico Helenio Herrera. Después jugaría con el Catanzaro ocho campañas, con ascensos y descensos entre la serie B y la máxima categoría, para acabar disputando el final de su carrera en Sicilia, primero en el Catania y luego en el Palermo.

Ranieri, no se alejó del fútbol y se convirtió en entrenador. Y pronto comenzó con éxitos destacados. Tras breves experiencias en equipos menores, su primera hazaña fue hacerse cargo del Cagliari, al que ascendió de la serie C1 a la A, y consiguió mantenerlo en la máxima categoría. Después tuvo que lidiar con un Napoli posMaradona, y pese a obtener una decente cuarta plaza y consolidar a un joven Gianfranco Zola, el club no terminó de quedar satisfecho con su tarea. Su siguiente destino fue una Fiorentina, que afrontaba un año en serie B, y de nuevo Ranieri supo rescatarla, devolverla a la máxima categoría y no suficiente con esto, levantaría la Copa de Italia de de 1996. El año siguiente supera al Milan en la Supercopa y tras quedar en mitad de la tabla cierra su ciclo en Florencia. 

Inicia la temporada sin equipo, y de repente, alguien en Valencia decide fijarse en él para sustituir a Jorge Valdano, que inició la campaña de 1997 con tres derrotas consecutivas. Ranieri se hace cargo del club ché, y pese a ser recibido con bastante recelo (se dudaba de su estilo defensivo, para una plantilla diseñada para Valdano.). La prensa tuvo razón. Romario, petición expresa de Valdano fue rápidamente devuelto a Brasil. El Burrito Ortega, pasó a un papel secundario. Los jugadores criticaron al entrenador sin tapujos, pero Ranieri a base de trabajo y resultados supo ganarse a club y afición. Consigue entrar en Europa vía intertoto. El año siguiente se mete en Champions y un destacadisimo Valencia levanta la Copa del Rey tras vencer en la final al Atlético por 3-0, endosar un 6-0 al Madrid en Semifinales y haberse cargado al Barça en cuartos tanto en la ida como en la vuelta. Saldría de Mestalla con admiración, algo nada sencillo en una de las aficiones más exigentes de España con sus entrenadores. Su destino sería el Atlético de Madrid, por entonces en mano de la familia Gil. E iniciaría la desastrosa campaña que terminaría con el descenso a segunda del club. Ranieri dimitió a mitad de temporada cuando el conjunto colchonero ya se encontraba bajo administración judicial.  

De España, dio el salto a un Chelsea de la época preAbramovich. También fue recibido con dudas. Un inglés escaso, mayor simpatía por su predecesor, el también italiano Vialli. Y el caso es que no tuvo un mal papel. Se le exigió entrar en Europa y lo hizo. El año siguiente, llegó el ciclón Abramovich. Su nombre parecía ser el primero en salir, pero la imposibilidad de contratar a Sven Goan Erickson le hizo mantenerse en el cargo. Alcanzó semifinales de Champions, hizo un plantel interesante y comenzó a sentar las bases del nuevo rico Chelsea. Con una buena indemnización para dejar paso a Mourinho, se encontró la llamada de nuevo del Valencia. Campeón de Liga y de UEFA pero sin ocupante en el banquillo ya que técnico Rafa Benítez había puesto rumbo a Anfield. "Si el Valencia me llama, voy nadando", llegó a afirmar. Pero la segunda etapa en Mestalla resultó horrible. Eliminado en febrero de la UEFA por el Steaua de Bucarest, alejado de las posiciones destacadas en Liga... el crédito y su cariño se esfumaron y fue despedido en pocos meses. 

Hubo que esperar dos años de descanso para volver a ver a Ranieri al frente de un equipo. Sería en 2007 en el Parma, regresando a Italia, y salvando al equipo del descenso. Así que, su buen hacer hizo que se le ofreciera uno de los banquillos más codiciados de Italia. La Juventus que acaba de conseguir el ascenso a serie A de la mano de Didier Deschamps. Pero el técnico francés no continua en el equipo turinés y el elegido es Ranieri. Con él, la Vechia Signora consigue también retornar a la Champions, pero permanece alejada del título, y es destituido a final de temporada.

De nuevo tendría ofertas de banquillos golosos. La Roma, el club donde se formó de niño, le brinda la oportunidad de dirigirlo. Pese a sus conflictos con capitano Totti, el club finaliza su segundo a apenas dos puntos del Inter y roza el scudetto, también el Inter le impide levantar la Copa. Dos años después curiosamente pasará a dirigir al equipo milanés. La apuesta de Moratti para intentar reconducir al club desde la marcha de Mourinho, también fracasa con Ranieri. El equipo termina el año alejado de cualquier posición destacada...

Y de nuevo, Ranieri comienza una etapa sorprendente. Es el elegido por otro de los nuevos ricos europeos, y que a su vez debe protagonizar un rescate desde serie B, como en sus orígenes con Cagliari o Fiorentina: El Monaco. Ranieri diseña de nuevo un conjunto interesante, que sube sin problemas y en el siguiente año, pelea con PSG aunque finalizará segundo en la Ligue francesa. 

En 2014, Ranieri se aventura en su primera etapa como seleccionador nacional. Lo hace con Grecia, un país que estuvo en octavos en el mundial, apenas unos meses antes y que cayó en penaltys frente a Costa Rica. Sin embargo, el conjunto heleno toca suelo con el técnico italiano. En la fase de clasificación a la Eurocopa 2016, protagoniza sonrojantes derrotas. Parte desde el bombo 1 entre las selecciones más poderosas y sin embargo, finalizará la clasificación última de su grupo. Pierde todos los encuentros en casa salvo el último, incluyendo el duelo contra las débiles Islas Feroe. Ranieri es despedido sin discusión.

¿Sería el final para un entrenador de 64 años? Cuando dan el salto a dirigir selecciones, suele ser síntoma de ganas de reducir carga de trabajo... pero sin embargo, Ranieri recibió una oferta del modesto Leicester de la Premier League. Como sucedió en Valencia, como sucedió en el Chelsea, se le recibió con amplías dudas, cuasidesprecios... y ahora seis meses después, y finalizada la primera vuelta, el Leicister sigue en lo alto tras la primera vuelta. Comienzan a surgir los rumores de si el equipo aguantará. De si, de verdad, puede ganar la Liga... Veremos, pero desde luego Claudio Ranieri no estaba acabado aún...

jueves, 10 de diciembre de 2015

¿Justicia ciega?

En ocasiones, hay hechos que nos hacen aprender de derecho. La gente se documenta, habla con amplios conocimientos jurídicos, revisa normas y reglamentos y se lanza a opinar sesudamente. La cagada del Real Madrid en la copa del Rey, propició que surgieran diversos debates en twitter y en los medios. En vez de buscarse la decisión más simple, y correcta, la gente trató excusar al Real Madrid, aún a sabiendas de que los argumentos eran incorrectos. La memez del ciclo de amonestaciones del artículo 122, finalmente fue deshechada, y al final se optó por intentar justificar un defecto de forma en la no comunicación de la sanción. Igualmente débil y vacío, en un intento de luchar hasta el final y salvar una cagada, de la que no sabemos quien es el responsable pero que conllevaba la eliminación del Real Madrid.

Hay una cosa que me sorprende más de este asunto. Realmente, lleva un tiempo ya rondándome la cabeza. La justicia debe valorar hechos y no personas, siendo igual para todos, etc, etc... Todo esos argumentos teóricos y bonitos. La Justicia no solo debería ser ciega, sino que las que lo Administran también deben ser imparciales. No solemos reparar en que juez te ha caído, sino en el número de juzgado donde has de acudir. Debemos pensar que todos los jueces actuarán bajo las mismas leyes y criterios, y por tanto, tu procedimiento no se verá afectado, en caso de que te juzgue un juez u otro. De ahí el problema, y en muchas ocasiones, acompañado de aplausos y jolgorio de los jueces estrella. Que se creen más importantes que los propios asuntos que tratan.

En el fútbol, la figura del primer administrador de justicia es inevitable que quede marcada. El árbitro tiene rostro, cara, procedencia, un amplio curriculum e incluso, muchos aficionados tenemos buena memoria para recordar que el mismo colegiado nos robó en alguna ocasión anterior o no actuó de la misma manera con una acción similar y que ahora nos perjudica... Es inevitable. Pero superado el trío arbitral. Nadie ponía cara a quién integran los diversos Comités que ponen sanciones, valorar recursos, deciden si un hecho merece un partido de sanción o varios...

Yo hace un tiempo me enteré que un catedrático de derecho había sido en su día un miembro de uno de estos Comités. Son gente anónima, normalmente procedentes de facultades de Derecho, que se reunen, dictaminan y labor cumplida. Sus nombres no salían en los medios. Sin embargo, ultimamente empieza a ser habitual lo contrario.

La denuncia anónima (gilipollesca, vamos) de un abogado que decía actuar en nombre de un linier para perjudicar al Barça, en el clásico, acabó arrojando que un vocal del comité de árbitros había militado en Falange. Esta semana veíamos titulares como "El futuro del Real Madrid en manos de este hombre" y sacaban toda la obra y gracia del Presidente del Comité de Competición... Hoy el As decide sacar a los miembros de apelación... "pocos datos se conocen" de ellos, dice el artículo. Y ojalá siguiera así y no estuvieran ahora también yendo machaconamente a buscar sus antecedentes, revolver sus decisiones y sembrar dudas a trabajos que no son individuales sino de organismos y comités específicos.