Ultimamente no hay semana en la que no se hable de corrupción en España. Se podría establecer un ranking sobre que región e institución se ve más salpicada, los partidos políticos juegan a repartirse culpas y acusarse del "tú más", mientras se acumulan excusas, declaraciones y procedimientos judiciales. En unos casos, rostros conocidos. En otros denominaciones que ya acompañan a la sociedad como Gurtel, Brugal, Malaya, Púnica... Se ven pocas dimisiones, aún menos ejecuciones de sentencias con pena de cárcel, aunque sí existe el convencimiento que mientras se aplicaban recortes y se disminuían salarios, algunos hacían el agosto y se lucraban a manos llenas. El fútbol, habitual reducto de empresarios adinerados, deseosos de fama y lucimiento personal, y escenario perfecto donde los políticos acuden a fotografiarse, lucir palmito e incluso aportar su empujón con dinero público, no podía quedar al margen. Y Enrique Ortiz, el propietario y rostro dirigente del Hércules, posiblemente sea el caso más notorio.
E
mpresario de la construcción y de la gestión del suelo se convirtió en la figura más importante de esta materia de la provincia de Alicante. El colofón, la aprobación del conocido y polémico Plan Rabassa que planeaba la construcción de una gran cantidad de viviendas de protección oficial en la capital alicantina y mucho suelo comercial incluyendo la instalación de un IKEA. Actualmente permanece paralizado, recurrido por diversas asociaciones. Su fortuna sigue creciendo y se estima que más del 25% del suelo de la provincia ha sido adquirido por alguna de sus empresas. Era la época del boom inmobiliario y más en las zonas del Mediterraneo por lo que la fortuna e influencia de Ortiz se dispara.
En 1999, al parecer por petición del alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, del PP y que gobernó la ciudad desde 1995 hasta 2008 cuando dimitió y pasó el bastón de mando a Sonia Castedo, actual regidora, decide adquirir el Hércules, el equipo más importante de la ciudad. Los dos alcaldes y el constructor, aparecerán en el futuro implicados en la trama valenciana del caso gurtel. Pero Ortiz primero, recoge un Hércules, que ha pasado en tres años de jugar en Primera a dar de bruces con la Segunda B y verse arruinado. Finalmente, la gestión de Ortiz reconduce al histórico equipo. En 2005 consigue regresar a la división de plata, y en 2010, recupera la primera división. Además, llegan fichajes ilusionantes como Drenthe (Real Madrid) o Trezeguet (Juventus). Antes, incluso, en 2007 había recomprado la propiedad del estadio Rico Pérez, que hubo de ser vendido en 1994 al Ayuntamiento para poder saldar las deudas que mantenía la entidad con Hacienda y Seguridad Social. Aún así, y de acuerdo con el Ayuntamiento, se especulaba con la construcción de un nuevo estadio a cambio de una serie de reformas urbanisticas... El problema habitual que ahogó a la mayoría de Ayuntamientos y con el que muchos equipos de fútbol lograron financiarse. Compras y recalificaciones millonarias.
Pero a Enrique Ortiz, Díaz Alperi o Sonia Castedo, el globo comenzó a mostrar agujeros muy sospechosos. Sospechas de prevaricación, falsedad, trafico de influencias, malversación de caudales públicos, apropiación indebida salpicaban a los implicados en todas las operaciones. Pero, el modo de actuar de Ortiz y los suyos. Acostumbrados a resolver los asuntos públicos, mediante acuerdos, sobornos, regalos... también se trasladó al fútbol. Las grabaciones que se empleaban para investigar las tramas corruptas hallaron las practicas también se realizaban en el fútbol. 100.000 euros llegó a ofrecer a diversos jugadores de Córdoba, Salamanca, Girona y Recreativo, siendo supuestamente aceptados únicamente por el portero del conjunto andaluz. Al averiguarse dicha información, el Betis que se quedó fuera del ascenso reclamó la plaza en Primera al Consejo Superior de Deportes, y esté, cuando se disponía a investigar se topó con la negativa del Juzgado de Alicante a ceder las cintas. Y el Hércules, pese a la jocosidad de las grabaciones, continuó en Primera. La LFP tampoco quiso profundizar en el asunto.
Pero todos los escándalos siguieron sin frenarle. Se estima que en 2009 había facturado más de 200 millones de euros.
Su lujoso yate seguía partiendo de Alicante para recalar en Ibiza como cada verano. La dimisión de Alperi y su sustitución por Sonia Castedo en Alicante, no cambió las cosas. Diseños de plan urbanístico a gusto del constructor, "te hemos apañado lo del Rico Perez" llegó a decirse abiertamente, multitud de corruptelas. Contratos que seguían recayendo en sus manos sin problema, desde recogida de basuras, aparcamientos o por supuesto amplias parcelas urbanísticas mientras se elevaba el porcentaje de propiedad en la provincia. Actualmente, s
u nombre sigue siendo habitual de las páginas nacionales, según se va conociendo información de
las tramas Brugal y Gurtel en la Comunidad Valenciana. Se mantiene su imputación por diversos delitos a la espera de una resolución definitiva, sigue al frente de un Hércules que deambula por mitad de la tabla en Segunda B (y para
el que contrató a su yerno Portillo)
y mientras tanto, su propia Web, no disimula su especialidad, "obra pública". Esa es la que permite enriquecerse. Esa es la que ahora se investiga.