miércoles, 30 de junio de 2010

Bob Petrovic en Marbella: De primas mareantes al "Vete ya" en las camisetas


Es curioso el caso de Bob Petrovic. Quizá su nombre haya quedado olvidado por muchos y el Marbella, alejado de las primeras categorías del fútbol español ya no tiene tanto eco como entonces. Pero en los 90, el Marbella militaba en Segunda división con regularidad, Jesús Gil era el alcalde de la ciudad y en 1994 se sumó un excéntrico empresario serbio, ex músico y ex futbolista, como nuevo propietario del equipo. Su aval para aparecer en Marbella, el que utilizan muchos. Tenía un yate anclado en la localidad y debía saber de fútbol por su pasado. Por primera vez las SAD abrían hueco a un extranjero en España. Su llegada empezó a rumorearse unos meses antes del verano del 94, concretamente cuando acompañó a Jesús Gil en marzo al Camp Nou a un Barça-Atlético. En verano se firmaron los acuerdos, en los que entre el consistorio marbellí y el propio Petrovic asumirían hacerse cargo de la deuda que arrastraba la entidad.

Con el yugoslavo al frente, hubo ilusión en Marbella. Al equipo se le situaba como aspirante al ascenso, llegaron varios jugadores serbios, incluido el entrenador. Se prometían suculentas primas por victoria que eran entregadas sin discreción con las cámaras de El día después como testigo y entre el jaleo y la exaltación de aficionados y los propios jugadores. Incluso Petrovic en unos meses recibió la insignia de oro del equipo. Hasta que al poco tiempo el globo se desinfló. El equipo no mostró el potencial esperado y el dinero empezó a desaparecer. El propietario serbio arribó en rueda de prensa y dijo que "hasta que el equipo no se encontrase entre las tres primeras posiciones los jugadores no cobrarían sus mensualidades". También comenzaron a aparecer asuntos turbios como su dudoso permiso de residencia en España, mientras intentaba desviar la atención asegurando que Maradona seria director deportivo del Marbella y visitaría el estadio en poco tiempo. Por supuesto, el Pelusa no apareció.

El idilio con Jesús Gil también resultó breve. Pronto el alcalde acusaba a Petrovic de no cumplir sus compromisos y le tildó de “advenedizo, personajillo, mentiroso y falso millonario”. El cóctel no auguraba nada bueno entre dos pesos pesados del nuestro balompie. Todo apuntaba a que el globo del Marbella apenas había durado unos meses. Desfilaron hasta siete entrenadores en esa campaña, varios jugadores fueron apartados y criticados públicamente por el presidente serbio y la situación cambió tanto del verano a febrero, que de las primas millonarias y las ilusiones por ascender de la primera jornada, justo cuando se iniciaba la segunda vuelta el Marbella no disponía dinero siquiera para poder viajar en avión para enfrentarse contra el Athletic de Bilbao B. Y solo las aportaciones de aficionados permitieron el desplazamiento en autocar. Los jugadores decidieron disputar ese encuentro, con una medida sindical, muy poco empleada en España, sus uniformes en vez de reflejar la publicidad habitual llevaban un mensaje muy sencillo “Petrovic, vete ya”. En ese 1995 finalmente, el equipo andaluz lograría evitar el descenso por poco y tras un brillante final de temporada, pero el conjunto quedo herido de muerte y al año siguiente perdería la categoría. Y en el 97 seria colista en Segunda B y desaparecería.

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