La España de 1979 era convulsa, conflictiva, temerosa, con paro, crisis económica, terrorismo, intentonas golpistas, un Gobierno muy débil que intentaba llevar a cabo la transición del franquismo a la democracia sin ruptura, que debatía sobre ingresar en la OTAN y que apenas seis meses antes había logrado desarrollar una Constitución que fue aprobada en referéndum pero que todavía estaba muy lejos de quedar consolidada... Había un gran número de partidos, ideologías encontradas, un Ejercito tensionado y molesto por la legalización de muchos grupos izquierdistas, que habían estado prohibidos durante 40 años, mientras veía una cifras elevadísimas de caídos en sus filas victimas del terrorismo. Con todo este panorama, España debía ir preparando el Mundial que se celebraría en 1982. Acondicionar los estadios, cumplir medidas de seguridad e ir preparando a las ciudades para el despliegue que conlleva un evento de esta magnitud.
Pero una de las primeras decisiones que convulsionaron al país fue la elección de su mascota. Una naranja, redonda vestida con el uniforme de la Selección española y que recibía el nombre de “Naranjito”. El diseño de José María Martín, enviado desde Andalucía, se impuso al torero Brindis y a Toribalón en un concurso abierto y que premiaba con un millón de pesetas al diseñador ganador. Pero Naranjito recién nacido sufrió una crítica despiadada.
Hay muchos artículos, que se pueden rescatar de las hemerotecas digitales. Valgan los ejemplos de EL PAIS, y ABC. En el por entonces diario independiente de la mañana, basta ver lo publicado por Juan Benet o Rosa Montero el día 2 de mayo.
Benet pedía directamente en un artículo titulado “De Naranjero al Naranjito” “Suprimirlo, aniquilarlo, enterrarlo, olvidarlo como un mal sueño. Que no se reproduzca más, que no se publique, que no llegue a la retina de los españoles, que no asome a la calle ni alcance sus hogares.” "Espero fervientemente que el país no dejará crecer ese monstruo, insultante resumen de sus más sobresalientes defectos: la ramplonería, la voracidad, el homúnculo vegetal, la repugnante sonrisa, el satánico desprecio al ridículo. Por favor, que no se entere el mundo que hemos engendrado eso. Y para ello instaba a las más altas instancia “Será preciso apelar a los poderes públicos, al señor ministro de Cultura, a la Corona si es menester, pero que se suprima eso.” Y si estos no actuaban “Pero, por el contrario, si los poderes públicos no atienden esta vez la más sensata y humilde súplica; si permiten que viva el recién nacido, entonces que lluevan las dimisiones, que el país vaya a la huelga, que se produzca el colapso; y yo seré el primero en exhortar al pueblo a echarse a la calle para acabar con el monstruo.”
Rosa Montero tampoco se mordía la lengua en “El Naranjito”, “hay que ver lo horroroso que es El Naranjito” y hallaba reminiscencias franquistas “Tiene el dibujo de un no se qué de cosa vista ya mil veces: más que antiguo, el diseño es viejo, y los contornos del naranjoide traen ecos precisos a la memoria, ecos de grafía del franquismo tardío, del franquismo en pleno plan de desarrollo, porque la mascota parece una muestra para el stand de Agricultura de la exposición de los Veinticinco Años de Paz”. Incluso, esto le provocaba angustia a la escritora el dibujo me angustia levemente, me recuerda años púberes y llenos de susurros, años oscuros, sonrisas obligadas, ingenuidades mal llevadas, medallas oficiales. El Naranjito trae un cierto aroma a tecnocracia voluntarista dispuesta a hacer camino, y a la tala de árboles de las avenidas madrileñas, y a guateques en los que con el trote bailón se sudaban sangrías y represiones sexuales, y a ejercicios espirituales con trituración de pecadores. y entrechocar de dientes. O sea, un horror.”
En La Vanguardia Lluis Permanyer arremetía contra “ese monigote lamentable” el jurado que lo había seleccionado y veía un intento de beneficiar a ciertos sectores del negocio de la naranja. En el ABC, más pausado, era Lorenzo López Sancho el que se preguntaba “¿como serían los otros proyectos icónicos para que ganase “el naranjito”, "esa cosa inconcebible" y finalizaba con "nos merecemos una imagen mejor"
“FUERA ESE MAMARRACHO”
Pero el más celebre y que era directamente el Editorial del periódico era el empleado por EL PAÍS el día 1 de Mayo de 1979. Un directo “Fuera ese mamarracho” y que incluye párrafos tan hirientes hacia la mascota como:
“Los Ciudadanos españoles se han despertado con la pesadilla de que la imagen que va a servir para singularizar a nuestro país como organizador del próximo Campeonato Mundial de Fútbol es un horripilante engendro que trata de imitar los nefastos simbolismos antropomórficos del peor Walt Disney y que tiende a confundir el espíritu nacional con alguna marca de quinta fila de refrescos. El asunto no revestiría otro significado que demostrar que la España del gasógeno, del jeriñac y del estilo arquitectónico falso-herreriano sigue preocupantemente viva, si no fuera por el hecho de que ese grafismo cursi y hortera va a machacar nuestras retinas hasta 1982 y se va a convertir en el embajador de España en el planeta durante tres años.”
“Lo bochornoso es que ese Naranjito, premiado por un jurado al que su propio fallo descalifica, alcanza, en su realización gráfica, simas de mal gusto y cimas de cursilería que desafían cualquier reto. Ni siquiera ha conseguido el tono camp que permitiría a los humoristas reconciliarse con tan insigne mamarracho.” “Si alguien pretendiera emular el Manual de zoología fantástica, de Borges, con un prontuario de botánica imaginaria, este Naranjito sería, sin duda, hijo del subdesarrollo cultural y del infantilismo estético.”
“Sabemos que detrás de los símbolos hay siempre negocios. Pero tendría el Ministerio de Cultura -que además tiene bajo su férula las actividades deportivas- que tomar inmediatamente cartas en el asunto, suspender la ejecución de esa decisión y convocar un concurso abierto al que fueran invitados quienes pueden ofrecer garantías, por el talento demostrado en sus obras, de estar a la altura de ese reto y que todo ello sea dictaminado por un jurado competente desde presupuestos estéticos. Lo que sea, pero, que acaben con ese mamarracho.”
9 comentarios:
A mi me ha conquistado toribalón!!Naranjito es un mediapunta!!!
Me quedo con esta frase de Benet, madre mía, que odio destila "Espero fervientemente que el país no dejará crecer ese monstruo, insultante resumen de sus más sobresalientes defectos: la ramplonería, la voracidad, el homúnculo vegetal, la repugnante sonrisa, el satánico desprecio al ridículo."
Al final no fue pa tanto lo de Curro si que hubiese debido llevar a la rebelión armada.
Benet se ceba muchisimo con el pobre. El que más. Exhorta a la rebelión contra él. Rosa Montero solo insiste en la vía franquista... en fin, le dilapidan al pobre Naranjito.
La verdad es que un tufillo un poco rancio sí que tenía el Naranjito. Una duda, no sé si habrás averiguado algo. Yo recuerdo (de hecho aún conservo un estuche) un tal "Andrés el Ciempiés", que iba vestido como un portero de los años 30 (con boina incluída) y que no sé exactamente si era una mascota del Mundial, si lo era de la Selección o de otra competición o si fue un diseño fracasado como Toribalón y compañía. ¿Sabéis alguno algo al respecto? Gracias.
Mister Quely, yo jamás había oido sementaje bicho pero mira lo que he encontrado...
http://hayqueestaralloro.blogspot.com/2010/11/andres-ciempies-reclama-dinero-los.html
Era la mascota de la AFE. Ahora ya no, porque para eso tienen directamente a su secretagio general...
Esto me va a dar para otro artículo... muchas gracias Mister Quely!
Hombre Gontxo, me alegro de haber contribuído sin pretenderlo a que hagas una nueva entrada en el blog ;) Gracias por sacarme de dudas :)
Uy, con casi un año de retraso me encuentro esta entrada revivida por referencia de un amigo, y me deleito con un tremendo blog, Gontxo.
Yo recuerdo con sentimientos encontrados al Naranjito, pues mi abuelo (exiliado en México tras la guerra civil) volvía cada verano a España tras la muerte de Franco y regresaba cargado con los recuerdos "del momento" para los nietos, y desde 1981 nos trajo Naranjito en múltiples formas. Feo el bicho, pero lindas las memorias de mi difunto abuelo y sus regalos.
En mi blog (humorismo de dudoso buen gusto) hice un recuento de mascotas mundialistas, con correspondientes calificaciones. Te dejo la liga y un abrazo.
http://bit.ly/L4TBx9
De los tres finalistas no me quedaba con ninguno. Toribalón es simpático, pero parece mascota de carnicería, Brindis no es más que un plagio del Gauchito de Asesina 78 y Naranjito es simplemente un esperpento.
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