Europa tuvo que superar la depresión del siglo XX. Dos guerra mundiales dejaron el continente devastado. A nivel social, económico, poblacional... Pero no solo eso, la vieja Europa que siempre había dirigido el mundo debía ceder su papel hegemónica a Washington, Moscú o incluso otras potencias emergentes. El cambio de paradigma era un hecho. Las antiguas naciones dominantes, perdían su grandeza y en ocasiones pasaban a ser meros satélites ajenos.
Europa decidió reinventarse. Se atrevió a un aventurado experimento. Su integración entre diferentes naciones. Abandonar la guerra como resolución de conflictos y crear una poderosa comunidad, derribando fronteras, dando libertad de movimientos a ciudadanos y mercancías, crear su propio mercado y moneda comunes y regirse por unas pautas comunes y unos mecanismos de solidaridad entre miembros.
El experimento resultó durante casi 50 años. La guerra desapareció del suelo europeo y el futuro parecía esperanzador. Los conflictos se resolvían sin armas y como brillantemente acuñó Paul Auster "el fútbol fue un milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse".
Pero la esperanzadora e ilusionante Unión, que había visto caer el Muro, asistía perpleja y sin capacidad de reacción al estallido de los Balcanes. Guerra, genocidio, víctimas civiles y una sensación de incapacidad mostraron las primeras carencias del ambicioso proyecto. El fútbol además sirvió como detonante definitivo con la patada que propició Boban a un policía yugoslavo en un partido entre Estrella Roja y Dinamo de Zagreb.
Miles de muertos después, consiguiendo incluso la primera intervención militar de la OTAN (algo que no se llevó a cabo ni durante la Guerra Fría) Yugoslavia daba paso a nuevos Estados pero todavía con muchas heridas y frentes abiertos entre ellos. Hoy, de nuevo el fútbol avivaba esos sentimientos.
En el partido clasificatorio para la Eurocopa 2016, en Belgrado, Serbia y Albania debían verse las caras. La UEFA, que sí tiene emparejamientos prohibidos por cuestiones políticas, no actúa igual con la exyugoslavia. Aún así era consciente del riesgo había prohibido el desplazamiento de aficionados. Pero supuestamente un pequeño grupo de albaneses residentes en Serbia accedió al estadio. Y lograron, mediante una aeronave, desplegar una bandera de la Gran Albania (que reivindica como propia la región de Kosovo) sobre el terreno de juego. Mitrovic, jugador serbio decidió retirarla con vehemencia, desatando una amplia tangana con los jugadores albaneses. El agravio se desplazaba también a la grada. Invasión de campo, bengalas, intentos de asalto. Los jugadores albaneses se retiraban entre multitud de objetos arrojados y el arbitro decidía suspender el partido. Entre los detenidos por el incidente de la bandera aparece uno de los hermanos del Primer Ministro de Albania...
Pero como vemos, los Balcanes siguen encendidos y el fútbol de nuevo resulta una excusa idónea para despertarlo.
4 comentarios:
Esta jornada resultó movidita en lo que a conflictos por partidos de selecciones se refiere. La rivalidad entre rumanos y húngaros también tuvo capítulo de enfrentamientos. Y algunos más creo que hubo.
Sobre este partido me quedo con algo que leí en twitter: "Drones en el Serbia-Albania. Fùtbol y polìtica. Algunos ingenuos aùn creen que es posible separarlos completamente." Ya no se trata de que guste o no guste mezclar política, es que es imposible de separar. Y esto no es algo digamos, reciente si no que existe desde el comienzo del fútbol y en este blog se da fé de ello.
Opino que es más fácil, o mejor, asimilar que fútbol y política fueron, van e irán de la mano que creer que algún día dejará de ser así. Y más ahora que entra el dinero en juego.
PD: Ivan Bogdanov está de vuelta. Hoy fué uno de los que saltó al campo.
Y como recuerda esto a aquel Estrella Roja - Hadjuk Split de la patada de Boban que recuerdas ¿verdad? casi casi un calco... pues aquel partido se considera el inicio de la guerra yugoslava...
No es por nada pero el partido fue Dinamo Zagreb-Estrella Roja no fue contra el Hadjuk
Toda la razón. Lo corrijo.
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