El líder del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen mostró su rechazo a los componentes de la Selección Francesa que se preparaba para el Mundial que celebrarían en casa. El veterano político francés, cambió los tradicionales bleu, blanc, rouge (azul, blanco y rojo) de la bandera, por un despectivo black, blanc y beur (negro, blanco y moro), para referirse a los integrantes del combinado. Decía que esa mezcla era artificial, y que además de no representar a Francia iba a desembocar en un fracaso mayúsculo. Un año antes, el ministro Charles Pasqua había conseguido aprobar una Ley muy restrictiva para los emigrantes y para la obtención de la ciudadanía francesa. El debate migratorio ha sido una presente de la política francesa a lo largo de las últimas décadas.
Pero esa mezcolanza, que tenía a jugadores que procedían de las diversas colonias y territorios de Ultramar. De Guadalupe como Bernard Lama, de las Antillas como Henry o los de origen árabe como Zidane, Djorkaeff o Henry. Algunos de sus integrantes incluso ni siquiera habían nacido en Francia. Desailly lo había hecho en Ghana, Karembeu en Nueva Caledonia, Thuram en Guadalupe o Vieira en Senegal. Además, se encontraban nombres como los de Guivarc´h, bretón o Deschamps y Lizarazu, vascos, de regiones con un destacado movimiento nacionalista en la tan centralista Francia. Y tampoco pasaba inadvertida la figura de Trezeguet, nacido en Francia, por que es donde se encontraba jugando, su padre también futbolista, pero criado en Argentina completamente. Una Selección absolutamente terrorífica para Le Pen.
Pero el candidato del Frente Nacional se equivocó totalmente. Francia liquidó la fase de grupos con tres victorias ante Sudáfrica, Arabia Saudí y Dinamarca. Sufrió pero avanzó en la prorroga ante Paraguay y venció a Italia por penaltys en cuartos. Remontó el inicial gol de Suker en las semifinales ante Croacia y se impuso con contundencia a Brasil en la final en un abarrotado Saint Denis por 3-0. Francia obtenía su primer título mundial, Zidane se coronaba como mejor jugador del mundo y la Selección servía de ejemplo de integración y cohesión en una Francia dividida.
Le Pen tuvo que agachar la cabeza, al menos en ese 1998. Y el triunfo francés pareció serenar los ánimos y servir de ejemplo... Quizá solo fue momentáneo. En 2002, Le Pen accedió a la segunda de la vuelta de las Elecciones para Presidente de la República. Actualmente, su hija lidera el partido y en las pasadas Elecciones Europeas fue la primera fuerza política en Francia con el 25% de los votos, y la etapa de Sarkozy como Ministro de Interior y posteriormente Presidente de la República practicó una política francamente dura con los emigrantes y otras minorías étnicas. El Frente Nacional, por cierto, tampoco se olvidó del fútbol. Ante la negativa de Karim Benzema de cantar la marsellesa, pidió que el delantero madridista fuese excluido de la Selección.
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