miércoles, 25 de enero de 2012

Peter Vermes, el américano que pasó el telón de acero

HISTORIAS DEL ESTE
La historia de Peter Vermes es de las que gusta contar y responden al ideal tan propagandeado del "sueño américano" que tan buena acogida tendrían en la gran pantalla. Peter Vermes nació en Nueva Jersey en 1966. Su padre fue un ex futbolista profesional que militó en el Budapest Honved FC, el equipo hungaro más poderoso de la década de los 50 y que llegó a participar con los magyares en el mundial de 1958. Dos años antes, Michael Vermes, junto con su esposa habían dado el salto a Estados Unidos huyendo del férreo control soviético que había decidido intervenir en Hungría tras varías revueltas ciudadanas. Pese a marchar a América, no era impedimento regresar a su país de origen a pasar largas temporadas.

Así fue como en 1977, Michael Vermes que ya había transmitido su pasión futbolística a muchos de sus hijos, les llevó a presenciar en Budapest un encuentro de clasificación para el Mundial de 1978, entre Hungría y la Unión Soviética. En la que por cierto, los magyares se impondrían y acudirían al Mundial de Argentina, mientras que la URSS, tras negarse a jugar frente al Chile de Pinochet se quedaría fuera. Peter Vermes heredó toda la pasión por el fútbol que tenía su padre y al parecer, le aseguró con 11 años que él "jugaría en este estadio".

Dedicarse al fútbol en Estados Unidos en la década de los 80 no resultaba muy popular. Deporte residual, oculto bajo baloncesto, béisbol, hockey... no eran muchos los jóvenes que se aficionaban a la práctica del balompie. Pero Vermes sí, y pronto destacó entre sus compatriotas en sus años universitarios. De hecho, fue nombrado mejor futbolista estadounidense en 1988. No era de extrañar que disputando un encuentro de la Selección Estadounidense para clasificarse a los Juegos Olímpicos de Seul, llamase la atención de un representante de jugadores que hablaba húngaro y que le haría un ofrecimiento irrechazable: Dar el salto a Europa. Al Continente donde, de verdad tiene éxito el fútbol, y además, en la Hungria originaria de sus progenitores.

Vermes, consultó con su padre y no dudó más. Superó una pequeña prueba y se convirtió en el primer jugador estadounidense que daba el salto al fútbol profesional en Europa en 1989. Y además, lo hacía a un país detrás del telón de acero, militando en el Gyori ETO Fc, de la primera división hungara. Para él que conocía el país y el idioma, la adaptación resultaba sencilla, aunque se levantaron suspicacias, tanto desde Hungria viendo a un capitalista yanki, como en EEUU observando a un jugador nacional jugando a un deporte minoritario y en un país satelite de la Unión Soviética. Aún así, eran los últimos momentos del bloque comunista, que se desmembraría poco después.

El futbolista no lo vivió in situ, ya que en 1990 firmaría con el Volendam de la liga holandesa, pero los aires de independencia eran ya evidentes. Ese año, Vermes formaría parte de la Selección Estadounidense que disputaría el Mundial de Italia, y cumpliendo otro sueño de su padre, que en el Mundial del 58 se lesionó en el primer partido y no pudo disputar más. Vermes, fue titular y completó los 90 minutos. Curiosamente, también en ese mismo 1990, Vermes, se enfrentó a Hungria vistiendo camiseta estadounidente sobre el campo de Budapest en el que hacía 23 años había prometido a su padre que jugaría algún día. Cumplió su promesa.

Tras tener un periplo por España enrolado en el Figueres, regresó a la nueva MSL que cogió pujanza tras el Mundial de 1994 militando en varios conjuntos. Fue internacional en 67 ocasiones y ahora, es el actual entrenador del equipo de la franquicia de Kansas. Cumplió los sueños de su padre y prosiguió la senda del fútbol que le enseñó este.

Más información:
Peter Vermes: An american in communist hungary (Culture of soccer)
Peter Vermes, un américano en la Hungría comunista (Notasdefutbol)

2 comentarios:

Álvaro Lamela dijo...

No conocía esta historia. Muy, pero que muy buena.

Por cierto, puedo decir orgullosamente que tengo una camiseta del Honved, con el 10 de Puskás a la espalda.

Gontxo dijo...

Un día hay que dedicar tiempo y un buen artículo a Hungría. Y hablar de esa magnifica generación que tuvo.