El 11 de marzo de 2004, Madrid amanece con la noticia de varios atentados en trenes de cercanías. La confusión se apodera de la Capital de España. No se saben aún las cifras de los muertos, y el Gobierno se muestra más interesado en reflejar dudas sobre la autoría de la masacre. Mientras tanto, las cuatro explosiones, conllevan la muerte de 192 personas. Ese día, los cuatro representantes españoles de la Copa de la UEFA preparaban los encuentros que tenían fijados esa noche. Barcelona, Mallorca y Valencia jugaban en Glasgow, Newcastle y Ankara respectivamente, el Villarreal recibía a la Roma. Al parecer todos mostraron su predisposición a aplazar el encuentro. El sentimiento y el pensamiento de los jugadores se encontraba en Madrid. Muchos de ellos con familiares o amigos en la Capital y que trataban de localizarlos en esos momentos de confusión. Pero la UEFA no dio su brazo a torcer y decidió mantener la jornada sin modificaciones, permitiendo únicamente que se guardase un minuto de silencio antes del inicio en los encuentros que disputaban los equipos españoles y portar brazaletes negros en señal de duelo.
Sí que hubo otros pequeños gestos. Los jugadores del Gençlerbirligi y del Valencia entraron al campo juntos y con una pancarta en castellano que decía "Compartimos el dolor de España". Villarreal y Roma hicieron lo mismo en el Madrigal.
Por lo general, los resultados no acompañaron. Los tres equipos que jugaban fuera cayeron derrotados. El Barça perdió 1-0 con el Celtic, el Mallorca 4-1 por el Newcastle y el Valencia cayó por 1-0. El Villarreal sí hizo valer su condición de jugar en casa y se impuso por 2-0. Los minutos de silencio fueron respetados escrupulosamente, y en muchos estadios se vieron pancartas de condena al terrorismo. Finalmente, otros encuentros también se sumaron al duelo pese a no haber presencia de equipos de España. Después, muchos jugadores y técnicos criticaron la decisión de la UEFA de no haber aplazado los partidos.
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