sábado, 24 de enero de 2015

Otto Harder, el delantero criminal de guerra nazi


El nombre de Otto Harder pudo haber pasado a la historia como uno de los grandes jugadores del Hamburgo. Un delantero gigantón de metro noventa, no exento de velocidad y con facilidad para hacer goles. Con apenas 16 años ya hacía su debut en la máxima categoría de Alemania en las filas del Eintrach Braunschweig. En 1913 daría un salto en su carrera al ser contratado por el Hamburgo. Y siguió mostrando sus condiciones. Tanto que ese mismo año, con apenas 22 se convertía en internacional absoluto con la Selección Alemana. 

Pero en 1914, el estallido de la I Guerra Mundial le hizo detener su carrera deportiva. Decidió alistarse inmediatamente en el Ejército e ir a luchar por Alemania. Combatió con esmero y recibió diversas condecoraciones. Aún así, Alemania y sus aliados salieron derrotados y tuvo que afrontar las durísimas condiciones del Tratado de Versalles.

Harder, volvió al Hamburgo y continuó con su capacidad goleadora. El conjunto además experimentaría mejores años. Saldría campeón en dos ocasiones en 1923 y 1928. Regresó a la Selección con la que lograría unos registros de 14 goles en 15 encuentros internacionales y luciría el brazalete de capitán. Su rostro era uno de los más populares en Alemania. Talentoso deportista, héroe de guerra. Se componían canciones y se rodaban películas inspiradas en su figura. Su rostro se empleaba como reclamo publicitario... También tuvo alguna decepción. Pese a que sus números seguían siendo elevados y su tremenda popularidad, en 1928 no fue seleccionado para integrar el equipo alemán que participaría en los Juegos Olímpicos de Amsterdam. En 1931, apuró sus últimos pasos futbolísticos firmando por el Victoria Hamburgo, otro de los equipos de la ciudad, antes de colgar las botas con 41 años.

Era 1933. Y la endeble República de Weimar sucumbía ante el empuje de Adolf Hitler y el Partido Nazionalsocialista alemán. Y Harder era uno de sus muchos simpatizantes. Se afilió en 1932, y al dejar el fútbol ingresó en las SS, realizó el servicio militar y comenzó su carrera al servicio del III Reich. Una función muy diferente a la futbolística. 

Pero su compromiso con el nazismo fue inquebrantable. Y así alcanzó el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Pese a que solicitó combatir en el frente, permaneció en Alemania. Fue destinado en primer lugar como guardia del campo de concentración de Sachsenhausen, a 35 km de Berlín. Después, fue trasladado al campo de Neuengamme en Hamburgo, donde mantenía su figura de ídolo. Y su labor resultó destacada de cara a los oficiales nazis. En 1944, Harder llegó a alcanzar el rango de Hauptscharführer de las SS en el campo. Una equivalencia a jefe de pelotón. Y en 1945 sería nombrado Untersturmführer, el cargo más alto en la SS con una equivalencia a teniente, y por tanto de oficial en el Ejército. Pero el final de la Guerra y la derrota alemana se encontraba próximo.

El campo de concentración resultó liberado por tropas británicas en mayo de 1945 y Harder resultaría detenido a los pocos días. Un año después, sería llevado a juicio junto a otros comandantes de Neuengamme. La mayoría fueron sentenciados a muerte. Al ex futbolista, se consideró que no tenía mando sobre las atrocidades cometidas, y recibió una condena de quince años de cárcel por crímenes de guerra que finalmente fue reducida a diez. A lo largo del proceso, Harder no mostró ningún arrepentimiento ni alejamiento de la ideología nazi. Finalmente falleció en 1956 a los 63 años siendo homenajeado por el Hamburgo.

En 1974 con la disputa del Mundial en la República Federal Alemana, el Estado de Hamburgo le incluyó entre los mejores jugadores de la región y como ejemplo a seguir. Pero finalmente, la selección fue editada y Harder fue eliminado, al considerar como poco ejemplarizante a un criminal de guerra que pasó seis años como vigilante y oficial de diversos campos de concentración en los que fallecieron un amplio número de personas.

1 comentario:

@rroyo_edgar dijo...

Interesante (a la par que desconocida, al menos aquí) historia. Prueba de lo escaso que fue el proceso de desnazificación en la R.F.A., por obra y gracia de los aliados occidentales.