Es otro de los asuntos que no han escapado a la red Wikileaks. La muerte del ex espía ruso y refugiado político en Londres, Aleksandr Litvinenko en noviembre de 2006, tras una lenta agonía, causada por una sustancia radiactiva, el polonio-210. Se trata de un suceso todavía sin aclarar, en que se desvelan tramas dignas de novela, que enlazan altos cargos políticos, aspirantes, sucesiones y disputas electorales, pasando por supuesto por servicios secretos, adinerados oligarcas, el crimen organizado, terrorismo y dejando sus pinceladas incluso por el fútbol. Los papeles de wikileaks demuestran que EEUU tampoco tenía claro quién estaba detrás, y cuantro años después todavía no hay una explicación clarificadora.
Aunque muchos nombres apunten al entonces Presidente y ahora Primer Ministro, Vladimir Putin, hay salpicaduras a aspectos relacionados con el fútbol. Desde el principio se puso atención a la cercanía de las fechas con el 1 de noviembre, en las que se disputó un Arsenal-CSKA de Moscu de Champions League. El amplio desplazamiento de rusos, puso en alerta a los servicios secretos británicos de que entre los aficionados hubieran podido viajar, agentes de inteligencia para perpetrar el asesinato. Y, al producirse el envenenamiento con polonio-210, que tiene unos efectos que tardan en hacerse visibles pero de una fiabilidad arrolladora, hubieran podido regresar en su fecha prevista sin llamar la atención en los controles aeroportuarios. La teoría, digna de novela de espionaje, ganó adeptos cuando la policía inglesa examinó lugares con restos de Polonio, y efectivamente el campo del Arsenal poseía rastros de la sustancia.
Otro apuntes se dirigían al afamado Roman Abramovich, propietario del Chelsea desde el año 2003 y que también mantuvo porcentajes accionariales en el CSKA de Moscu, además de haber iniciado carrera política, siendo el representante en el Parlamento ruso de la región de Chukotka. Su nombre, aparecía junto al de otros políticos de tendencia liberal en la batalla por la sucesión que sobrevenía al finalizar el mandato de Putin y no poder optar a una tercera legislatura, entre los que destacaba principalmente, Boris Berezovsky, antiguo socio en varias de sus empresas, aunque posteriormente distanciados, y también residente en Londres desde hacía algunos años. El asesinato de Litvinenko, responsabilizando desde Occidente al Presidente, le dejaría en una posición complicada (en esa época no se descartaba un cambio en la normativa y que Putin decidiese aferrarse al cargo). Diferentes líneas de investigación descartaban completamente los nombres de Abramovich, Berezovsky y demás, ya que no tendrían acceso a la sustancia para preparar el envenenamiento y además, al tratarse de gente asentada en Londres, deberían abandonar el país inglés a poco que sus nombres hubieran estado implicados en la trama.
A día de hoy, cuatro años después, todavía no se ha resuelto el caso. El principal sospechoso Andrey Lugovoy, un empresario ruso con aspiraciones políticas en 2006 que reconocía haberse reunido con Litvinenko el 1 de noviembre (y haber asistido también al Arsenal-CSKA), se encuentra en Rusia y la petición de extradición a Gran Bretaña fue denegada. La investigación rusa señalaba a Berezovsky como causante de las muertes de Litvinenko y la periodista Anna Politovskaya en un intento de desestabilizar el país y desacreditar a Putin. El país, que por cierto, organizará el Mundial de fútbol en 2018.
4 comentarios:
Interesantísimo artículo Gontxo, se nota que te lo has currado buscando datos, y además muy bien explicado. La historia como tú dices es de novela policiaca totalmente.
Es que el tema Litvinenko tiene tela...
Muy currado, sí. Gracias.
Te propongo un reto: q consigas relacionar wikileaks con alguna trama deportiva...
Lo apunto. A ver que sale...
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