sábado, 11 de junio de 2011

Nikolai Starostin, fundador del Spartak de Moscu, del banquillo al gulag

HISTORIAS DEL ESTE

La historia de Nikolai Starostin es de las más representativas del periodo stalinista. De su vida hay largas sombras, se duda incluso de su fecha de nacimiento. El mayor de cuatro hermanos, que también le acompañaron en la senda del deporte, sin lazos conocidos con los movimientos revolucionarios soviéticos de 1917, huérfano desde que su padre falleció de fiebre tifoidea. Desde joven destacó en el ámbito deportivo, tanto en el fútbol como en el hockey hielo. Su liderazgo, no se ceñía solo en el campo, colaboró en estrechar lazos, contactar con políticos y patrocinadores, tejer redes que mejorasen la práctica y la profesionalización de clubes y deportistas.

De estas inquietudes, y tras pasar por varios nombres un pequeño conjunto de Deportes moscovita que crecía con rapidez, asumía en 1935, el nombre de Spartak de Moscu, que con los años se convertiría en el equipo más laureado de Rusia. Starostin, contó con la colaboración de sus hermanos y de algunos entusiastas más como como Arteyem o Kosarev, presidente de las juventudes leninistas. El nombre de Spartak procedía de "Espartaco" el gladiador esclavo que lideró una revuelta en el Imperio Romano, en una de las primeras sublevaciones de la historia.

Eran tiempos en los que el fútbol emergía como gran deporte de masas, cuando apenas diez años antes apenas ocupaba un espacio marginal. Los equipos comenzaban a surgir y había iniciativas que popularizaban aún más el deporte. Un combinado ruso se enfrentó en París al equipo de la ciudad. Después, llegarían los duelos de exhibicción de la Selección Vasca en plena Guerra Civil Española, en la que los vascos se impusieron con firmeza a todos los equipos rusos, con la excepción del Spartak. A los estadios acudieron miles de aficionados, y la fuerza del deporte no podía pasar inadvertida para un régimen como el soviético. La primera Liga profesional dio comienzo en 1936, con los equipos marcados y adscritos al Estado. El CSKA representaba al Ejercito, el Lokomotiv al sindicato del ferrocarril, el Torpedo al del automovil, el Dinamo al Ministerio del Interior... y el Spartak en principio no tenía filiación. Había surgido de una iniciativa propia de unos cuántos aficionados y no recibía apoyo institucional.

La rivalidad siempre se dirigió hacia el Dinamo, por la proximidad entre los dos estadios de los equipos. Pero el Dinamo era un equipo con conexiones poderosas, y el Spartak un incomodo presente en la élite. El caso es que el primer campeonato liguero se lo llevó el equipo del Ministerio, y la Copa, sin embargo se la agenció el Spartak. Pero, los problemas para Starostin comenzarían en breve...

En 1938 se produjo una de las grandes purgas de Stalin, que entre otros se llevó por medio a Arteyem y a Kosarev. Starostin quedaba al frente del Spartak sin ninguno de sus colaboradores con influencia en las altas esferas. Y se empezaba a acumular gente que le tenía ganas... 

Principalmente, fue Lavrenti Beria, el jefe de la policía secreta en la época de Stalin, nombre poco conocido pese a la gran cantidad de acciones celebres que pasarán a la historia, desde la ejecución de soldados que mostraban síntomas de derrotismo o retrocedían en plena batalla, así como la matanza del campo de concentración de Katin en Polonia. Pero hoy, hablamos de fútbol y Beria, también era un gran aficionado a este deporte que había practicado de joven. Sus simpatías recaían en el equipo de su tierra, el georgiano Dinamo de Tliblissi, que se cruzaría con el Spartak de Moscu en las semifinales de Copa de 1939. El Spartak, con Starostin en el banquillo se impuso y accedió a la final, que también ganó consiguiendo el título. Pero sorpredentemente, y por las presiones de Beria, se ordenó la repetición del encuentro. Aún así, el Spartak volvió a vencer. Se rumorea que Beria, entonces ordenó la detención de Starostin, algo a lo que Molotov, uno de los pocos jerarcas que sobrevivió a las purgas de Stalin, se negó.

Pero tres años más tarde, finalmente si se logró su detención y la de sus hermanos. En primer término bajo la gravísima acusación de estar planeando el asesinato del Camarada Supremo Josef Stalin, pero ante la imposibilidad de probar estos cargos, se le atribuyeron otros como los de anti-soviético, aceptar y recibir sobornos e intentar asentar un modelo burgués en el deporte. Por eso, sería llevado a un campo de concentración en Siberia, que no abandonaría hasta después de la muerte del dictador... en 1955. Poco tiempo después, pese al clima de Guerra Fría, la situación era diferente y la represión interna mucho menor. El Spartak pudo competir con éxito, incluso se permitió alinear a un inglés en sus filas. Actualmente es el equipo con más títulos de Rusia y el que más lejos ha llegado en la Champions League al alcanzar unas Semifinales en 1990.

Restituido de los cargos por los que fue condenado, regresó al Spartak de Moscú para ser nombrado Presidente de Honor, cargo que mantuvo hasta 1992, aunque también tuvo etapas como entrenador del club. En 1989 publicó sus memorias en las que narraba sus vivencias tanto futbolisticas como su estancia en el gulag y reflexionaba sobre su evolución propia y la de su país.

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