Tiene ya casi 60 años. Ha perdido el pelo y se le ha encanecido el bigote. Su frondoso e inseparable bigote que le acompaña desde los 18 años y que le supuso el mote de "Bigotón". Y es que con él, Xabier Azkargorta ha recorrido medio mundo siendo el entrenador español más aventurero hasta el momento.
Nació en Azpeitia en 1953, pasó por la cantera de la Real Sociedad y llegó a ser contratado por el Athletic de Bilbao, pero con apenas 24 años se vio obligado a retirarse por una lesión de rodilla. Dio el salto a los banquillos. Primero con pequeñas experiencias en clubes menores, Lagun Oak o Aurrerá, después pasaría al Nastic de Tarragona, por aquel entonces en Tercera. El equipo logró el ascenso a Segunda B y montó una de las primeras escuelas de fútbol. Llamó la atención del Español (por aquel entonces con ñ) que le brindó la posibilidad de probar sus métodos. Empezó como asistente del yugoslavo Pavic y ante su espantada se le abrieron las puertas de Primera División con apenas 29 años. Salvaría la categoría durante tres años seguidos y en nuestro país, se sentaría además en los banquillos de Valladolid, Sevilla o Tenerife.
Azkargorta no era un tipo habitual. Licenciado en medicina, lector, emprendedor, estudiante de idiomas, no se escondía a la hora de hablar de política, y más, todavía en una España que transitaba lentamente hacia la democracia tras la muerte de Franco. Contaba sin disimulo los libros que estaba leyendo, aseguran que habla castellano, euskera, catalán, inglés, francés, chino y japonés. Se mostraba simpatizante del PNV y criticaba al Gobierno Central sin disimulo. No le importaba. "Creo que nadie puede rehuir explicar su pensamiento político". Nunca mostró mayores ambiciones. Ni siquiera el habitual sueño de dirigir a la Real Sociedad, siendo guipuzcoano, o al Athletic donde concluyó su carrera de jugador.
Quizá eso explique sus experiencias posteriores. Aventuras cuanto menos sorprendentes para un entrenador español. En 1992 aterrizó en Bolivia para hacerse cargo de la Selección de ese país. Recuerda, con las sensibilidades indigenas a flor de piel en plena conmemoración del V Centenario del descubrimiento de América, las reticencias que despertaba su figura. "Otro conquistador" tituló algún medio. Futbolisticamente se trataba de una de las naciones más débiles de Sudámerica, su presencia en Fases Finales de los Mundiales se debió a invitaciones recibidas para disputar los de 1930 y 1950. Ningún éxito más. Sin embargo, "El Bigotón" logró clasificar al país para el Campeonato del Mundo que se celebraría en EEUU para alborozo general, incluso se permitió derrotar a Brasil por 2-0 en La Paz, toda una hazaña. En el Mundial además, caería en el mismo grupo que España, lo que nos hizo reparar más en la figura de ese milagro que había sucedido en el país andino. La competitividad fue mayúscula y fue derrotado tanto por España como por Alemania y rascó un empate ante Corea del Sur. Pero el éxito era patente. Le concedieron el Cóndor de los Andes, la mayor distinción del país. Su celebridad estaba tan bien considerada que el Presidente del país, Gonzalo Sanchez de Lozada llegó a ofrecerle ser el Ministro de Deportes.
No aceptó. Se embarcó rumbo a Chile, una Selección con mayor potencial pero en los inicios de la Fase de Clasificación, tras dos empates y dos derrotas arrojó la toalla. Y, de nuevo, sorprendió con un nuevo destino. La Liga Japonesa, donde coincidiría además con Julio Salinas. Su buen hacer con la cantera (hizo debutar a Nakamura, fue el impulsor de hornadas de jovenes en otros destinos) provocó al Real Madrid a acordarse de él y le ofreció ser el director de una Escuela del Real Madrid en México. Cargo que ocupó durante dos años hasta que recibió una oferta del Chivas, el equipo más poderoso del país azteca en 2005. Sin embargo no dio con la tecla y fue destituido. De nuevo, el Real Madrid satisfecho con sus servicios le abrió la puerta y le situó como director deportivo del equipo chino Beijing Gouan. Allí permaneció otros dos años, hasta que, una sorpresa inesperada la permitió regresar a España. El fichaje de Juan Vilallonga como gestor del Valencia CF hizo que confiara en él como nuevo Director Deportivo. Sin embargo, el periplo del ex Presidente de Telefónica se limitó a tan solo 2 semanas en el cargo. Percibió 10 millones de euros de indemnización, y todos sus fichajes también fueron echados para atrás. El Bigotón entre ellos.
Tras unos años apartado del fútbol, más que dando cursos de entrenadores y ocupando facetas de comentarista, Azkargorta aceptó regresar al país que más éxitos le habían granjeado. Se reunió con Evo Morales, al que llevaba tiempo elogiando y defendiendo su figura y en 2011 aceptó encargarse de coordinar las categorías inferiores de Bolivia. No sentado en un banquillo, aunque sus consejos serán escuchados, pero sí dando un trabajo desde la base. Tras recorrer medio mundo, tiene claro el objetivo, conseguir llevar a Bolivia a una Fase Final de un Mundial, 20 años después.
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