Aquí ya hice un primer acercamiento hace apenas un año, "Las potencias emergentes y el cambio de paradigma". Rusia, China e incluso EEUU hacían tambalear el clásico dominio de la Europa Occidental y las Islas Británicas en el fútbol. Fichajes de relumbrón, jugadores asalariados, dinero fresco cuando el resto de países atraviesa profundas crisis provocan una reorganización futbolistica. En agosto de 2011, Rusia ya presentaba un brillante cartel de inversiones y convertía a Samuel Etoo en el futbolista mejor pagado del mundo con 20 millones de euros. Ser la sede del Mundial 2018 no ha hecho sino reforzar la importancia del balompie. No eran los únicos. La pujanza del brasileirao, donde cada vez cuesta sacar más a las perlas brasileñas y muchas optan por regresar al país carioca (incluso Seedorf se ha sumado a la idea) o el amanecer del fútbol chino, dispuesto a crecer y ponerse al nivel que se le exige a la primera potencia deportiva del Mundo.
Pero hoy toca el turno a Rusia. Tras el esfuerzo de la temporada pasada, en la que realizó una Liga de 18 meses, con un playoff entre los ocho primeros por el título y los puestos europeos y otro por la zona baja para adecuarse al calendario europeo. Ahora, la coincidencia de fechas, puede resultar más atractiva para los aficionados, además de generar una mejor preparación de cara a las competiciones europeas por parte de los clubes. Pero es que además, en el fútbol ruso, hay dinero. Dinero dispuesto a ser gastado e invertido en refuerzos.
El Zenit, el vigente campeón los dos últimos años, hizo saltar la banca cuando se cerraban el resto de mercados europeos. Decidió gastarse 100 millones de euros en traerse al delantero brasileño Hulk (Oporto) y al defensa belga Witsel (Benfica). Sin duda, toda una declaración de intenciones, de un equipo que comparte grupo en la Champions con Milan, Anderlecht y Malaga, y que habrá que ver hasta donde alcanza. Hace cuatro años ganó la Europa League, derrotando al Rangers en la final y a Bayern Munich en semifinales. Ahora, el equipo que dirige el entrenador italiano Spaletti desde 2009 y que también consiguió levantar el Scudetto con la Roma se prepara para plantar cara en Europa. Con media selección rusa en sus filas (y eso que Arshavin ha regresado al Arsenal) y algún nombre más destacado, como los portugueses Danny o Bruno Alves y el italiano Criscito, el Zenit puede dar mucho que hablar en esta Champions. Y parte como favorito a repetir título local. La influencia de Gazprom como dueña del club sigue dando sus frutos.
Otro que ha presumido de chequera ha sido el Anzhi, el equipo de la región de Daguestan y que convirtió a Etoo en el futbolista mejor pagado del planeta. El año pasado, el camerunés reforzó el plantel con la liga empezada y acabó celebrando los goles con el gorro del Ejercito Ruso. Y junto a él se sumaron Guus Hiddink en el banquillo, Samba (Blackburn) o Boussoufa (Anderlecht) además de Zhirkov (Chelsea). Finalmente el equipo no pudo ascender más de la 5ª plaza, pero este año, empezando desde el inicio la competición y con más tiempo de entendimiento deben estar más arriba. Por si acaso, Lass (Real Madrid) y el marfileño Traoré, que estaba ya en Rusia han reforzado el equipo. Sin duda, en la Europa League era el más temible del último bombo, machacó sin piedad a los holandeses Twente y AZ y ahora se verá las caras con Udinese, Young Boys y Liverpool. Ojo, al Anzhi en esta competición también.
Pero el desembarco no se ha detenido. Además de un colorido español ya existente en la figura de algunos jugadores (Cesar Navas lleva ya varios años a gran nivel en el Rubin), hay que detenerse en el Spartak de Moscu, donde ha recalado Unai Emery como técnico. Cansado de ser puesto en duda en Mestalla, a pesar de su indiscutible eficacia en el tercer puesto del podio que permitían Madrid y Barcelona, Emery se comprometió con los rusos llegando a un acuerdo con Valery Karpin. Se ha permitido conseguir el refuerzo español de Jurado (Schalke 04, ex Atlético y Mallorca) y ha comenzado un trabajo complicado. Como siempre, el CSKA de Doumbia y Dzagoev que siguen creciendo pese a que perdió aquella hornada de brasileños (Daniel Carvalho y Wagner Love, que regresaron a Brasil) o el Lokomotiv (con Zapater y otros ex de nuestra Liga como Caicedo o Obinna) deberían dar guerra y para ello se han puesto de manos del ex seleccionador croata Sabe Bilic, al que acompañan sus paisanos Corluka y Kresic. Eso se esperaba del Dinamo de Moscu, con el rostro del alemán Kuranyi a la cabeza, pero tras siete jornadas marcha colista. La sorpresa, está siendo el Terek Grozni, de la capital de Chechenia. Sin nombres excesivamente reconocidos (quizá el chadiano N´Doussel, que hace unos años, jugando en Túnez sonó con fuerza para bastantes equipos europeos) ha irrumpido en la segunda posición. Veremos si es un evento pasajero o pretende resistir a las chequeras de Anzhi o Zenit. El caso es que sin duda, Rusia se ha convertido en un destino cada vez más interesante y donde desembarcan mejores jugadores. E insisto, ojo en Europa a estos equipos.
1 comentario:
Donde haya dinero, ahí van los jugadores, es la triste realidad, el fútbol ya poco tiene que ver con los sentimientos sino con la chequera.
Situación aparte, el mercado ruso está sabiendo compaginar la llegada de grandes estrellas con la cantera.
Un saludo.
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