miércoles, 3 de agosto de 2011

Jesús Gil

Como me paso con Berlusconi, no se me ocurre que más añadirle a otro personaje de esta magnitud como es Jesús Gil. Posiblemente la persona en España que con mayor notoriedad ha vinculado fútbol, política, tribunales hasta ser una de las figuras públicas más conocidas de España hasta su fallecimiento en 2004.

Jesús Gil, y en esto también se vincula con Il Cavaliere italiano es una persona hecha así misma. De familia humilde soriana, comenzó estudios universitarios que nunca llegó a finalizar y comenzó haciendo pinitos y labrando fortuna en negocios variados.

Con los ahorros, se centró en lo que sería su fuerte empresarial. La promoción urbanística, y con ella las sospechas, los escándalos y en algunos casos las condenas. La más celebre, la que sucedió en 1969 en la lujosa  urbanización "Los Ángeles de San Rafael" de la que era propietario. Un derrumbe de un techo, por haber usado material de menor calidad, durante un banquete causó la muerte de 58 personas y que le supuso una condena de cinco años de cárcel, de la que apenas cumplió 27 meses al recibir el indulto por el General Franco.

Este accidente no afectó a Jesús Gil, la pena se conmutó por pagar 400 millones a las victimas de los familiares. Pero pronto volvió a los negocios y a seguir aumentando su capital de manera más discreta. Su implantación inmobiliaria comenzaba a extenderse, sobretodo en la poco explotada Marbella. Hasta que en 1987, tras el fallecimiento de Vicente Calderón, decidió presentarse a las elecciones del Atlético de Madrid en las que resultó victorioso al lucir como gran baza electoral, el fichaje del portugués Paulo Futre.

Esta plataforma, además de convertirle en un personaje conocido, le sirvió para estar en primer lugar a la hora de dirigir la conversión del Atlético de Madrid en sociedad anónima en 1992 y poder acaparar la mayoría accionarial que saldría de la transformación del club del Manzanares. Anteriormente, se produjeron éxitos a nivel deportivo, destacando las dos copas del rey consecutivas en 1991 y 1992, ambas ganadas en el Santiago Bernabéu, una frente al Mallorca y otra ante el eterno rival, el Real Madrid.
Este 1992, aprobada la ley de Sociedades Anónimas Deportivas que obligaba a la transformación de todos los clubes de Primera y Segunda División, el Atlético inició los trámites, publicó las condiciones y tras un arduo proceso, la familia Gil adquiriría la mayor parte de estos. Jesús Gil continuaba en la Presidencia y asumía además la propiedad del equipo colchonero.

Un año antes, indivisible de su “profesión” futbolística, había fundado su propio partido político, el Grupo Independiente Liberal, en el que como detallaban sus siglas era una versión de si mismo: Populista, conservador, sin pelos en la lengua… pero su forma de ser, caló. Concurrió a las elecciones de Marbella, donde llevaba casi 20 años participando en negocios urbanísticos y con más del 65% de los votos obtuvo una amplía mayoría absoluta. Y así sería durante 11 años más, tres elecciones saldadas con victoria, hasta que le inhabilitaron para el cargo. Marbella creció a su vera. Aumentó su población en 20.000 habitantes y comenzó a ser un destino turístico a nivel nacional e internacional de alta alcurnia. Esto conllevaba fomentar la construcción y el urbanismo de manera incontrolable.

Desde estos dos cargos que compartió sin problemas, destacaba la constante presencia de Jesús Gil en el ámbito mediático. Incluso dispuso de su propio programa de televisión. Aunque esto no era necesario. Apareciese como Alcalde o como Presidente, cada declaración suya, daba que hablar. Se vio a un Jesús Gil que precisamente representaba todo lo políticamente incorrecto. Fueran sus insultos, sus comentarios racistas, homofobos su pelea con el número dos de Caneda a la puerta de la LFP, sus constantes disputas con prácticamente todo jugador y entrenador que pasaba por el Atlético, y por supuesto con sus rivales… Jesús Gil no escondía nada. Nada estaba exento de polémica alrededor de su figura.


Y entre medias iban surgiendo los escándalos que seguían vinculando sus dos pasiones, fútbol y política. El Atlético de Madrid pasó a lucir en sus camisetas el nombre de Marbella, un patrocinio sospechoso y que arrojaba que se habían desviado 450 millones de pesetas del erario público. Pasaría a prisión en 1997 pero la abandonaría por motivos de salud apenas tres días más tarde. Pero la sentencia firme con pena de inhabilitación llegaría en el año 2000 por este asunto. Las investigaciones no solo se detuvieron en el Atlético de Madrid, las cuentas de la primera legislatura de Jesús Gil en el consistorio marbellí revelaban unos desvíos de fondos hacia empresas privadas de 26,7 millones de euros. Unos avales de 700.000 euros le permitieron pagar la fianza para esquivar la cárcel en 2002.

En lo deportivo su periplo fue agridulce. Además de esas 2 Copas y su fama de devora entrenadores llegaría su momento más dulce al obtener el doblete en 1996, cuando el equipo colchonero llevaba 19 años sin levantar el título de campeón de España. Pero los escándalos seguían acumulándose… y en 1999 además de reabrirse varios casos de malversación de fondos públicos, se decidió meter mano al “caso Atlético” e investigar la transformación del club en SAD… la Administración Judicial decidió intervenir el equipo de fútbol y nombrar un Administrador que se convertiría en el foco de odio de la grada, en un año penoso para el Atlético que daría con sus bruces en Segunda. Curiosamente, en ese 1999, el GIL presentaba sus mejores resultados electorales al revalidar Marbella junto a otras alcaldías andaluzas, obtener 93 concejales e incluso entrar en los Parlamentos de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Llegó a “avisar” de que optaría a la Presidencia de la Junta de Andalucía, pero sus metas fueron mayores y concurrió a las Generales del año 2000. Sus 70.000 votos fueron insuficientes para alcanzar un acta de diputado, que hubiera llevado además la condición de inviolabilidad judicial que disponen estos, lo que hubiera retrasado la gran cantidad  de procedimientos judiciales que tenía en marcha. 

Pero el declive era imposible de detener, más sin alcanzar el escaño. Las condenas acabaron conllevando su inhabilitación política, y el GIL sin su cabeza acabó descomponiéndose como formación política, también tuvo que dejar la presidencia del Atlético de Madrid en 2003, y mantuvo la propiedad, ya que además el Tribunal Supremo tras muchos años declaró como prescrito la adquisición de las acciones del Atlético de Madrid por parte de la familia Gil y otros propietarios.

Y en 2004, con 71 años y una vida plagada de sobresaltos Jesús Gil falleció por un infarto cerebral. Una capilla fúnebre en el Vicente Calderón, un minuto de silencio en cada encuentro, un partido de homenaje… todo para despedirle tras no dejar indiferente a nadie durante tantos años.

3 comentarios:

Ana dijo...

En Segovia creemos que vive oculto en los Ángeles de San Rafael, esa urbanización fantasma en la seca Castilla, con un embalse donde navegar...

Miki dijo...

Un grande.

Anónimo dijo...

Era un puerco, racista corrupto maleducado. Lo más triste de todo es que hay gente que aplaudía a ese cerdo.