Seis goles en treinta minutos, en un partido de fútbol profesional, de la competición más exigente del mundo, jugando once contra once y lejos de tu casa, suena muy extraño. Si a eso, le añadimos una sonrisa complice con un pulgar levantado, eleva el porcentaje de sospecha. La UEFA no va a remover el asunto. Desde luego suena mal, y es algo que quedará grabado en el cajón de las dudas y de las sospechas. El Ajax deberá conformarse con la Europa League y el Lyon esperará rival en octavos.
Son ya tantos los cumulos de casos sospechosos que empiezan a causar hartazgo y amenazan con llevarse por delante el fútbol. Para evitar estas goleadas escandolasas y prevenir pactos y acuerdos, se unificaron los horarios de las últimas jornadas. Pero, sobre la marcha, puede comprobarse que bastan una treintena de minutos para modificar la balanza. El omnipresente juez Garzón también quiso adentrarse en este mundo, y halló indicios de sospecha de una compra por parte de la mafia rusa de la eliminatoria de semifinales Zenit de San Petersburgo-Bayern Munich de copa de la UEFA de 2007 para favorecer al conjunto ruso. La mítica goleada de España sobre Malta en la que debía vencer por 11 goles para clasificarse a la Eurocopa son puestas en entredicho. Las escuchas sobre Levante dejándose perder en San Mames o las escuchas a los propietarios de Málaga y Hércules amañando partidos para conseguir el ascenso a Primera. Por supuesto RFEF y CSD no quisieron meterse en el charco. Y todo esto, sin nombrar aún las apuestas en resultados que también han escamado... ¿Se pudre el fútbol?
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