Hoy el blog se desviará a una vivencia personal. Durante el año 2005-06 salía con una chica que se fue de erasmus a Catania (Sicilia). Por aquel entonces, el equipo militaba en la Serie B, Había tenido unos buenos años en los 60, un regreso fugaz a Primera en los años 80 (con Ranieri) de jugador, pero hacia mucho tiempo que no se saboreaba el fútbol de primer nivel en esa parte de la Isla. En cuanto hubo ocasión, aproveché mis viajes para, en caso de que se pudiera, acudir al Angelo Massimino a animar al Catania. Esa es la pasión del fútbol. Jugadores que un día antes no conocía, te acabas haciendo forofo del portero Pantanelli, del delantero Spinesi que acabaría como máximo goleador de la Serie B, de Mascara, catanési, un delantero forjado en Sicilia, autentica alma del equipo... Ese año, 2006, el Catania retornó a la Serie A, donde permanece todavía.
Con alguno de los amigos locales que había hecho mi parienta y que compartía esa pasión futbolistica charlamos de fútbol en un hispano-italiano entre Birras Moretti. De aquel Cassano que militaba ridículamente en el Real Madrid, de como los aficionados del Inter habían querido pegar a sus jugadores en el aeropuerto tras ser eliminados por el Villarreal en la Champions, de como veíamos el Mundial. Y este muchacho me confesaba que este año Italia le daba buena pinta (acabaría campeona del Mundo). Surgió el nombre de otro italiano que jugó en España, Panucci, y me contó que Lippi no le llevaba. No recuerdo si había sido por una discusión en el vestuario, un pique en un entrenamiento o que le había sustituido en un partido de clasificación por pelearse o ser expulsado pero que Lippi le dijo "Usted es el mejor lateral derecho italiano, pero conmigo no vuelve a la Selección". Y lo cumplió (Luego Donadoni si volvería a contar con él). Como sustituto se inclinó por el lateral del Palermo, Christian Zaccardo. Aunque había nacido en la Península, de joven había marchado a Sicilia y se le consideraba uno de la casa. Y me explicó que efectivamente Palermo y Catania se llevan a matar, se insultan, se desprecian... pero el que haya un siciliano en la Selección es un motivo de orgullo. Que Sicilia ha aportado muy pocos internacionales a lo largo de su historia a la azzurra (A mi me venía a la cabeza Toto Schilacci, poco más. Años después, mi admirado Mascara también debutó con la Selección en un amistoso).
No sé si recordareis ese Mundial. Italia acabó campeona. Zaccardo jugó los primeros partidos, pero se anotó un gol en propia puerta y perdió la titularidad por Zambrotta, que pasó a la derecha y entró, su compañero del Palermo, Grosso en la izquierda. Al final, ambos resultaron fundamentales para obtener el campeonato. Un Mundial en el que Zaccardo había participado y que Berlusconi, como premio, les nombró Caballeros de Mérito de la República a todos los integrantes.
Mañana, aunque Balotelli no encaje en el siciliano tradicional y pronto emigrase al Norte, otro muchacho de Palermo partirá como delantero para proclamarse Campeón de Europa con Italia, algo que no sucede desde 1968.
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